JOHNNY ZURI

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Montaña rusa futurista: vértigo retro con visión de mañana

Montaña rusa futurista: vértigo retro con visión de mañana

La estética retrofuturista que moldea parques, videojuegos y adrenalina digital

Estamos en septiembre de 2025, en un salón oscuro donde la pantalla me lanza un fogonazo de neón azul. En ese instante, una montaña rusa futurista se despliega ante mis ojos como un organismo vivo: raíles que brillan como circuitos, picos montañosos iluminados por anillos de energía, y un tren que parece más una nave que un vagón. Todo tiembla con el rugido de motores invisibles y la sensación de estar atravesando portales. Me doy cuenta de que no estoy en un parque, sino dentro de un videojuego retro con estética sci-fi, y que el vértigo, aunque digital, se siente tan real como si el estómago se descolgara de verdad.

“El futuro siempre se soñó con luces de neón.”

Lo que me engancha no es solo la velocidad, sino el lenguaje visual: un diseño cyberpunk que mezcla acero, sombras y destellos eléctricos. Esa mezcla de pasado y mañana —lo que solemos llamar estética retrofuturista— convierte un simple trazado en un manifiesto. Los raíles ya no son raíles; son símbolos de poder, de libertad, de un futuro que los ochenta prometieron y que todavía perseguimos como si fuera posible subirnos a él con un ticket de parque.

Cómo la estética retrofuturista se convierte en adrenalina

Del neón digital de los ochenta al vértigo inmersivo del mañana

Hace tiempo entendí que el retrofuturismo no es un adorno, sino un engranaje narrativo. En los videojuegos, ese lenguaje transforma motores lineales en “anillos de energía” y lanzamientos electromagnéticos en “propulsores invisibles”. Redout 2 lo demuestra: carreras imposibles, pistas que flotan entre desiertos distópicos y montañas que parecen pintadas por Syd Mead después de una noche de cafeína.

En parques, el ejemplo canónico es TRON Lightcycle / Run, donde los trenes se convierten en motos digitales y la iluminación no solo embellece, sino que marca el ritmo de cada giro. Es como si los ingenieros hubieran tomado prestado un sintetizador y lo hubieran convertido en vía férrea. La estética guía la percepción del movimiento. El ojo anticipa la caída antes de que el cuerpo la sienta.

“La velocidad es un truco de la luz.”

Montaña rusa futurista: vértigo retro con visión de mañana 1


Energía cuántica o puro marketing luminoso

Lo que dicen los juegos y lo que permite la física real

No, aún no hay montañas rusas reales con energía cuántica. Ni túneles gravitacionales al estilo sci-fi. En la ingeniería real, la reina sigue siendo la gravedad, y su socio más moderno son los motores lineales que disparan trenes como si fueran proyectiles. Disney lo usa en TRON Lightcycle / Run; Intamin lo aplica en lanzamientos que parecen cañones de acero.

¿Entonces por qué tantos juegos insisten en anillos cuánticos, campos gravitacionales y portales interdimensionales? Porque la física real, aunque emocionante, necesita maquillaje narrativo. Y aquí la estética retrofuturista cumple su papel: no importa si el tren acelera gracias a un motor LSM o a un reactor de antimateria ficticio. Lo que importa es que el jugador sienta que está entrando en otra dimensión.

Johnny Zuri:

“Lo cuántico en coasters es un disfraz para vender adrenalina.”


Realidad virtual inmersiva: la montaña rusa en tu sala

Del parque sincronizado al simulador casero con cascos VR

La frontera entre parque y pantalla ya no existe. Más de 70 atracciones en 60 parques han adoptado la tecnología de VR Coaster, que sincroniza cascos con el trazado real. Lo vi en Galactica, en Alton Towers: una coaster “flying” convertida en viaje espacial gracias a la realidad virtual inmersiva. El giro, la caída y la fuerza G se alinean con estrellas y nebulosas digitales. No hay desfase; el cuerpo y la vista cuentan la misma historia.

En casa, programas como NoLimits 2 hacen posible lo mismo, pero con libertad total. Puedo diseñar un escenario montañoso, perforar un túnel, ajustar el banking de cada curva y después subirme con Oculus Rift o HTC Vive. El resultado no es solo entretenimiento; es ingeniería emocional. El software me enseña que la estética retrofuturista también necesita precisión matemática para que el vértigo funcione.

“La inmersión perfecta es cuando el cuerpo olvida la pantalla.”


Videojuegos con vértigo cyber y paisajes montañosos

Redout 2, NoLimits 2 y la herencia arcade

Si hablamos de velocidad y vértigo, pocos juegos cumplen como Redout 2. Con velocidades que superan los mil kilómetros por hora, es un homenaje descarado a Wipeout y F-Zero. La estética retrofuturista está en cada esquina: neones que dibujan túneles, música electrónica que sube como una montaña y pistas que no obedecen a la gravedad terrestre.

Pero si lo que quiero es crear mi propia montaña rusa futurista en paisajes montañosos, NoLimits 2 es la caja de herramientas definitiva. Con su editor spline-based puedo levantar un trazado que atraviesa valles imposibles y comprobar, en tiempo real, cómo responden las fuerzas G. Es un simulador técnico, sí, pero también un lienzo para dar rienda suelta a la estética cyberpunk que me obsesiona desde niño.

Johnny Zuri:

“En Redout 2 la velocidad es religión; en NoLimits 2, el vértigo es ciencia.”

Tendencias del diseño interactivo en parques y simuladores

AR, vehículos con grados de libertad y robótica industrial

La próxima década de atracciones no se medirá solo en kilómetros de rail, sino en capas interactivas. En Universal Studios Hollywood, Mario Kart: Bowser’s Challenge usa gafas AR para mezclar proyección, sets físicos y puntuaciones. Cada vuelta es distinta, cada carrera rejugable. El parque se convierte en videojuego.

Los fabricantes también están soltando rienda a la locura: la Dual Power Coaster ofrece doble propulsión y cuatro grados de libertad en cada vehículo, con derrapes y giros imposibles que parecen sacados de un joystick. La SFX Coaster, por su parte, combina lanzamientos, pantallas sincronizadas y secciones móviles para convertir la pista en un guion de cine. Y si todo esto suena exagerado, basta ver cómo KUKA traduce sus brazos robóticos en “coasters compactas”, donde la cápsula se mueve con precisión quirúrgica.

“La atracción del futuro no será más alta, sino más lista.”


El retrofuturismo como lenguaje universal

Por qué seguimos soñando con neones y portales

Lo fascinante es que el retrofuturismo organiza nuestra imaginación como una gramática. El neón anticipa velocidad, los anillos de energía anuncian lanzamiento, y los raíles iluminados se convierten en metáforas de libertad. Los parques lo saben, los videojuegos lo explotan y los simuladores lo refinan. No es casualidad: el cuerpo humano necesita símbolos para preparar la adrenalina.

Hace tiempo alguien dijo que la música electrónica era el latido de las máquinas. Yo añadiría que el neón azul es la respiración del futuro. Por eso, cada vez que me subo a una montaña rusa futurista —sea en pantalla, en casco VR o en un parque real— siento que me muevo entre dos épocas: la nostalgia de lo retro y la promesa de lo que aún no existe.


Johnny Zuri:

“Lo retrofuturista no es estética, es pedagogía del vértigo.”

Y aquí me quedo, con la pregunta que siempre regresa cuando bajo del tren, apago el casco o cierro el juego: ¿cuánto de este vértigo es real y cuánto es pura ilusión? ¿Qué pasará el día que la “energía cuántica” deje de ser una metáfora y se convierta en ingeniería? Tal vez descubramos que lo imposible de hoy será el paseo de feria de mañana. Pero hasta entonces, seguiremos buscando esa curva iluminada que nos haga sentir que el futuro, aunque retro, todavía merece ser perseguido.

Cyberdeck retro-futurista en Sector 07

Cyberdeck retro-futurista en Sector 07. Un laboratorio casero donde la nostalgia se convierte en futuro


Estamos en septiembre de 2025, frente a una mesa iluminada por leds azules y verdes que parecen sacados de una película de los ochenta. En el centro, un artefacto que no pertenece ni al pasado ni al presente: un CYBERDECK construido desde cero, con pantallas táctiles duales, un corazón de Raspberry Pi 5, y una carcasa nacida de un diseño 3D impreso que huele tanto a taller casero como a estación espacial. Todo esto lo ha concebido un creador que se hace llamar Sector 07, y su invento no solo responde a una obsesión estética, sino también a una necesidad práctica: devolverle al ordenador la capacidad de asombrarnos.

Cyberdeck retro-futurista en Sector 07 2

Lo primero que me atrapó al ver este proyecto fue su aire retro-futurista. Esa mezcla entre tecnología vintage y promesa futurista que parece sacada de la mente de William Gibson en “Neuromante”. No es un simple ordenador DIY para programar sensores o jugar con emuladores. Es una declaración estética y cultural: un recordatorio de que los sueños de ciencia ficción se pueden construir con herramientas accesibles, paciencia y una buena dosis de rebeldía creativa.

Cyberdeck retro-futurista en Sector 07 3

Origen: This Dual-screen Cyberpunk Computer Is a Retro-futuristic Dream Machine

Por dentro del cyberdeck retro-futurista de Sector 07

Cómo un Raspberry Pi 5 da vida a una estación de trabajo futurista


El Raspberry Pi 5 es la chispa que enciende todo este invento. No estamos hablando de un juguete limitado, sino de un pequeño monstruo capaz de procesar gráficos 4K y ejecutar sistemas operativos completos con fluidez. Su procesador ARM Cortex-A76 y hasta 8 GB de memoria lo convierten en una plataforma más que suficiente para que este cyberdeck no sea un adorno, sino una estación de trabajo futurista en miniatura.

JOHNNY ZURI ENREDANDO EN EL APARATO
JOHNNY ZURI ENREDANDO EN EL APARATO

Hace tiempo, este tipo de proyectos se quedaba en lo meramente visual: cajas con leds, teclados mecánicos ruidosos y mucho humo estético. Pero aquí la potencia importa. Las pantallas táctiles duales giratorias no están de adorno. Una puede funcionar en vertical mostrando código, mientras la otra se orienta en horizontal para reproducir gráficos, música o incluso para trastear con robótica casera. Todo esto con una fluidez que hace olvidar que estamos frente a una computadora de bolsillo.

La clave está en que este hardware no se queda encerrado. La carcasa se abre, se reconfigura y se adapta. El diseño 3D impreso es más que un capricho maker: es el puente que permite que cada cyberdeck sea distinto, un objeto personal, casi artesanal, donde cada tornillo o cada cable se convierte en parte de una narrativa estética.


“El futuro ya no se compra, se imprime en casa”


Lo que Sector 07 comparte en GitHub no es solo un manual técnico. Es una invitación abierta. Desde los archivos STL para imprimir la carcasa hasta las placas de circuito personalizadas, cualquiera con ganas y un poco de paciencia puede replicar este cyber hardware. En un tiempo donde todo parece diseñado para ser desechable, aquí nos encontramos con un objeto que celebra la modificación, la reparación y la libertad de diseñar a tu medida.

Es cierto, cuesta unos cientos de dólares levantar uno de estos cacharros, pero ¿cuánto vale la experiencia de montar con tus propias manos una máquina que parece salida de Blade Runner?


El impacto del diseño 3D en el cyber hardware

La personalización como motor de la estética retro-futurista


En la última década, la impresión 3D ha dejado de ser un lujo de ingenieros para convertirse en una herramienta de garaje. Este cyberdeck aprovecha esa democratización: piezas que encajan al milímetro, soportes que permiten rotar pantallas sin que los cables se rompan, carcasas que se abren como si fueran módulos de una nave espacial.

Lo más sorprendente no es la tecnología en sí, sino la filosofía que hay detrás. Ya no hablamos de ordenadores fabricados en serie con un diseño idéntico para millones de usuarios, sino de máquinas que reflejan la personalidad de quien las construye. En eso, el cyberdeck es tanto un objeto funcional como una obra de arte.

Los makers actuales están explorando cómo estas técnicas pueden ir más allá del hobby. En robótica casera, en proyectos educativos o incluso en estaciones de trabajo para investigadores, la impresión 3D y el DIY permiten soluciones que antes solo estaban en manos de corporaciones.


Johnny Zuri:

“El cyberdeck no es un ordenador, es un espejo. Refleja quién eres y cómo entiendes la tecnología”.


El cyberdeck como icono de la cultura cyberpunk

Entre la nostalgia ochentera y la promesa de nuevas interfaces


Un CYBERDECK retro-futurista no es solo un juguete visual. Es también una declaración de principios. Su estética bebe del cyberpunk de los ochenta: cables expuestos, luces neón, teclados ruidosos, pantallas que parecen salidas de una sala de control soviética. Pero no se queda ahí. Sector 07 demuestra que el DIY puede transformar esa estética en algo útil y contemporáneo, con herramientas actuales y un enfoque abierto.

En cierto modo, este tipo de proyectos responden a una pregunta incómoda: ¿qué significa interactuar con una máquina en el siglo XXI? Estamos acostumbrados a smartphones lisos y ordenadores cerrados como cajas negras. El cyberdeck rompe con eso. Aquí todo está a la vista, todo es manipulable, y eso cambia por completo la relación humano-máquina.

Lo interesante es cómo estas máquinas empiezan a explorarse en entornos inesperados. Desde laboratorios caseros de robótica hasta grupos de música electrónica que las usan como controladores en vivo, los cyberdecks se convierten en interfaces experimentales que recuerdan a los sintetizadores modulares. Son un puente entre creatividad, ingeniería y cultura pop.


“Un cyberdeck no se usa, se habita”


Más allá del gadget: el futuro del cyberdeck

De la IA local a las pantallas holográficas caseras


El proyecto de Sector 07 abre una puerta, pero no la cierra. La combinación de Raspberry Pi 5, interfaces abiertas y diseños compartidos marca solo el inicio. Lo que viene después es aún más provocador.

Se habla ya de integrar IA en dispositivos locales, para que el cyberdeck sea capaz de reconocimiento de voz o análisis de imágenes en tiempo real sin depender de la nube. También de experimentar con pantallas holográficas caseras, de esas que parecen imposibles hasta que alguien en un garaje las monta con piezas de impresora recicladas.

La cuestión es que el cyberdeck no es un producto terminado. Es una plataforma viva, en evolución constante, que depende tanto de la comunidad como de la tecnología. Cada nueva iteración lleva más lejos esa frontera entre nostalgia digital y promesa futurista.


Johnny Zuri:

“Los ordenadores de las grandes marcas se vuelven obsoletos. Un cyberdeck nunca muere: se reimprime, se reprograma, se reinventa”.


¿Hacia dónde va esta estética retro-futurista?


No estamos hablando de un capricho estético pasajero. Lo que Sector 07 y otros creadores están poniendo sobre la mesa es algo más profundo: la idea de que la tecnología no tiene por qué ser invisible ni estandarizada. Puede ser bella, provocadora, incómoda, exagerada. Puede ser un espejo de nuestros sueños tanto como de nuestras necesidades.

El CYBERDECK retro-futurista de Sector 07 es un ejemplo perfecto de cómo la unión entre diseño 3D impreso, Raspberry Pi 5 y cultura maker puede abrir nuevas formas de crear, trabajar e incluso jugar. Pero también plantea preguntas que no tienen respuesta inmediata.

¿Será el futuro de la informática más parecido a un iPad minimalista o a un cyberdeck lleno de cables, pantallas y personalidad? ¿Queremos máquinas que se parezcan todas o preferimos que cada una sea un reflejo de quien la construye?

Y, la más inquietante de todas: ¿qué pasará cuando estas máquinas retro-futuristas de garaje superen en libertad y capacidad a las que salen de las fábricas de las grandes corporaciones?

Evolución del televisor y su impacto en la vida cotidiana

Evolución del televisor y su impacto en la vida cotidiana

El televisor ha recorrido un largo camino desde su aparición en la década de 1920. Su evolución técnica y comercial lo ha convertido en un elemento habitual en los hogares y en un medio central para la comunicación y el entretenimiento. En sus primeras etapas, estos dispositivos eran costosos, voluminosos y con acceso limitado a canales, lo que restringía su alcance. Con el paso de los años, los avances tecnológicos hicieron posible que fueran más accesibles y funcionales, ampliando su presencia en la vida diaria.

Hoy en día, los televisores baratos en Tenerife reflejan cómo el acceso a la tecnología se ha democratizado. La reducción de precios ha permitido que un mayor número de hogares pueda contar con un aparato de calidad sin que el costo sea un impedimento. Esto ha contribuido a que familias de distintos niveles económicos accedan a una oferta amplia de películas, series y programas, consolidándose como un recurso de entretenimiento disponible para gran parte de la población.

Evolución del televisor y su impacto en la vida cotidiana 4

En los últimos años, las innovaciones en el sector han sido notorias. La llegada de pantallas más delgadas, la resolución 4K y las funciones inteligentes son cambios que han modificado la experiencia de los usuarios. La integración de aplicaciones de transmisión en línea ha ampliado considerablemente las opciones de consumo audiovisual. Estas mejoras no solo se centran en la calidad de imagen y sonido, sino también en la posibilidad de acceder a múltiples plataformas desde un único dispositivo.

Junto con estos avances surgen interrogantes sobre el tiempo dedicado al consumo audiovisual. Diversos especialistas advierten que el incremento de horas frente a la pantalla puede tener consecuencias en la salud mental y en la dinámica de las relaciones personales. El acceso constante a contenidos puede reducir la interacción presencial, lo que plantea la necesidad de establecer límites y pautas de uso que permitan un equilibrio entre el consumo digital y la vida social.

La calidad del contenido disponible también es objeto de análisis. La diversificación de la programación ha ampliado las alternativas para los usuarios, pero no todas resultan igualmente beneficiosas. Los investigadores insisten en la importancia de fomentar una actitud crítica en los espectadores frente a lo que consumen. La exposición a determinados contenidos puede influir en percepciones, comportamientos y actitudes, lo que subraya la responsabilidad tanto de quienes producen como de quienes consumen.

El televisor inteligente ha introducido nuevas formas de interacción social. Las plataformas de streaming permiten compartir opiniones y experiencias en redes sociales, generando comunidades de usuarios en torno a programas o series. Aunque este fenómeno amplía la participación y el debate, no reemplaza necesariamente el contacto directo. Los especialistas destacan la importancia de equilibrar estas dinámicas con espacios de encuentro personal para mantener relaciones sociales sólidas.

Otro punto en discusión es la educación en el uso responsable de estas tecnologías. Con la masificación de dispositivos cada vez más avanzados, se considera fundamental que los consumidores gestionen su tiempo de visualización y elijan contenidos de valor. Programas de concienciación y campañas educativas pueden contribuir a la formación de hábitos de consumo más saludables, reduciendo los riesgos asociados al uso excesivo.

Desde la empresa Compraselo señalan que: “La trayectoria del televisor confirma que su influencia trasciende el ámbito del entretenimiento. Se ha consolidado como una herramienta de comunicación, acceso a la información y participación cultural”. No obstante, los especialistas coinciden en que su impacto depende de un uso regulado y consciente. Las innovaciones seguirán ampliando las posibilidades, pero será necesario acompañarlas de estrategias que garanticen un consumo equilibrado y acorde a las necesidades sociales.

La transformación de este dispositivo muestra un proceso en constante desarrollo. De un aparato limitado y costoso pasó a convertirse en un recurso habitual con múltiples funciones. En la actualidad, la clave está en promover un uso que combine el acceso a las ventajas tecnológicas con la preservación de la interacción social y el bienestar general de los usuarios.

 

Extintores un elemento clave para la prevención y seguridad contra incendios

 

Los extintores son dispositivos esenciales para actuar con rapidez en caso de incendio. Su desarrollo data del siglo XIX, cuando se crearon los primeros modelos para controlar fuegos de manera eficiente. Desde entonces, la tecnología ha evolucionado para ofrecer equipos adaptados a diferentes tipos de incendios y necesidades específicas.

El mantenimiento de extintores en Tenerife es una prioridad tanto para empresas como para hogares. La normativa local establece que deben ser revisados periódicamente para garantizar su correcto funcionamiento. Los propietarios deben conocer las regulaciones vigentes sobre instalación, revisión y mantenimiento, así como las posibles sanciones por incumplimiento. Estas medidas buscan asegurar que estén operativos y disponibles en caso de emergencia.

Extintores un elemento clave para la prevención y seguridad contra incendios 5

Existen distintos tipos de dispositivos, diseñados para actuar sobre fuegos de clases específicas. Los de agua son efectivos para fuegos de clase A, que incluyen materiales como papel, madera y textiles. Los de dióxido de carbono se utilizan para incendios de clase B, que involucran líquidos inflamables, y también son aptos para fuegos eléctricos. Esta variedad permite a los usuarios elegir el equipo adecuado según el riesgo al que están expuestos, lo que es fundamental para su eficacia.

La legislación vigente define las normas para la venta, instalación y mantenimiento. Estas regulaciones buscan garantizar la calidad de los equipos y asegurar que los usuarios reciban información adecuada sobre su uso. Las empresas deben realizar inspecciones periódicas y efectuar recargas o reemplazos cuando sea necesario. Estas acciones son clave para mantener la operatividad de los extintores y proteger vidas y bienes.

Desde el punto de vista psicológico, estar preparado y conocer cómo usar uno influye en la respuesta de las personas ante una emergencia. La capacitación constante y la educación sobre su manejo son fundamentales para que los usuarios actúen con rapidez y seguridad. La realización de simulacros y ejercicios prácticos contribuye a mejorar la reacción y reducir el tiempo de respuesta en situaciones críticas.

La difusión de información sobre extintores y su cuidado es un aspecto importante. Las empresas y organizaciones deben proporcionar recursos educativos para que la comunidad comprenda la importancia de estos dispositivos y aprenda a utilizarlos correctamente. Esto incluye la entrega de manuales, talleres formativos y campañas de sensibilización que promuevan su uso responsable.

Desde la empresa especializada Tensur, explican: “La ubicación de los equipos es un factor determinante para su eficacia. Deben estar instalados en lugares visibles y de fácil acceso. La falta de señalización o la colocación en sitios poco accesibles puede retrasar su uso en una emergencia, lo que aumenta el riesgo”. Por ello, es necesario evaluar los espacios para determinar las ubicaciones más adecuadas, considerando el tamaño del lugar y los posibles riesgos presentes.

El registro de mantenimiento es fundamental para garantizar que funcionen correctamente. Este control ofrece tranquilidad a los propietarios y usuarios, ya que confirma que los dispositivos están en condiciones óptimas para su uso. En entornos comerciales, disponer de equipos bien mantenidos es clave para proteger a empleados y clientes.

Invertir en el cuidado y la educación sobre extintores es una responsabilidad que contribuye a la seguridad comunitaria. La prevención de incendios requiere atención constante y compromiso. Adoptar medidas adecuadas puede marcar la diferencia en la protección de vidas y bienes. Fomentar una cultura de prevención es un paso esencial para generar entornos más seguros y resilientes.

 

El manga y su evolución en la cultura contemporánea

 

El manga, narrativa gráfica originaria de Japón, tiene antecedentes que se remontan a siglos atrás. Su desarrollo moderno tomó forma en el siglo XX con el trabajo de Osamu Tezuka, quien incorporó recursos narrativos inspirados en el cine a la historieta. Títulos como Astro Boy marcaron un punto de inflexión en la industria, ampliando su alcance a diferentes públicos y sentando las bases para su proyección internacional.

Los eventos de manga en Levante han crecido en asistencia y relevancia durante los últimos años, convocando a miles de seguidores. Estas reuniones ofrecen un espacio para la venta de productos, la realización de concursos de cosplay, talleres y mesas de debate sobre la industria. La organización ha evolucionado hacia propuestas más estructuradas, con actividades pensadas para incentivar la participación y el intercambio entre asistentes.

El manga y su evolución en la cultura contemporánea 6

Personajes como Goku de Dragon Ball y Sailor Moon se han convertido en referentes de la cultura popular. Su impacto no se limita al entretenimiento: representan valores y conflictos que conectan con el público. Esta identificación explica parte de la permanencia del fenómeno, incluso fuera de Japón.

Las técnicas gráficas de este tipo de cómic han variado con el tiempo. El blanco y negro sigue siendo un formato predominante, aunque en las últimas décadas se han introducido ediciones a color para determinados títulos. Los géneros más conocidos son el shonen, dirigido a adolescentes varones, y el shojo, orientado a lectoras jóvenes, aunque existen otros como el seinen o el josei. Esta segmentación amplía la diversidad de historias y facilita que distintos grupos de lectores encuentren material afín a sus intereses.

La presencia fuera de Japón ha crecido de forma sostenida. En países como Estados Unidos, Francia y Brasil, las editoriales han invertido en traducciones y adaptaciones, generando un mercado estable. Las plataformas digitales han acelerado este proceso, permitiendo acceder a catálogos completos y estrenos simultáneos con el mercado japonés. Este acceso global ha modificado los hábitos de consumo, integrándolo en la oferta habitual de entretenimiento.

Los encuentros presenciales siguen siendo una parte importante de la comunidad. Además de la compra y venta de productos, estos eventos facilitan el contacto directo entre aficionados y creadores, así como el intercambio de experiencias. La programación suele incluir charlas temáticas, proyecciones y presentaciones de nuevas obras. El componente social es central, ya que muchos asistentes consideran estos espacios como lugares de pertenencia.

Según el medio especializado Universo Freak, “Algunas obras abordan temas relacionados con la identidad, la discriminación o la salud mental. Estos contenidos han despertado el interés de investigadores y docentes, que los utilizan como recurso para analizar fenómenos culturales y sociales”. El formato combina texto e imagen, lo que facilita el acercamiento a públicos diversos y favorece la reflexión sobre problemáticas actuales.

La adaptación de obras al anime, al cine y a los videojuegos ha potenciado su alcance. Las sinergias entre medios generan un ciclo de consumo que beneficia a la industria en su conjunto, ya que un producto exitoso en un formato puede impulsar las ventas y la visibilidad de sus versiones en otros.

El crecimiento en mercados internacionales también ha estimulado la aparición de producciones inspiradas en su estilo fuera de Japón. Este fenómeno, conocido como manga global, incorpora rasgos estéticos y narrativos propios del género, adaptados a contextos culturales distintos.

El recorrido histórico y la expansión reciente del manga muestran su capacidad para adaptarse a nuevas audiencias y soportes. Su presencia en la cultura contemporánea responde tanto a la fortaleza de su industria como a la capacidad de sus historias para conectar con distintos sectores de la sociedad. A medida que se diversifican los formatos y canales de distribución, es probable que su influencia siga en aumento en los próximos años.

PluxDigital y el futuro del SEO local que nadie se atreve a contar ¿Por qué PluxDigital está cambiando para siempre el SEO local?

PluxDigital y el futuro del SEO local que nadie se atreve a contar ¿Por qué PluxDigital está cambiando para siempre el SEO local?

Estamos en el 2025 y hablar de una agencia posicionamiento local ya no es un capricho de marketing, sino una necesidad de supervivencia para cualquier negocio que quiera aparecer en el mapa digital. En un mundo donde Google decide quién existe y quién se desvanece, contar con un aliado que domine las reglas del juego local se convierte en la diferencia entre recibir clientes o ver cómo la competencia se lleva todo el tráfico. Lo curioso es que, mientras muchos siguen obsesionados con campañas globales y estrategias de escaparate, lo verdaderamente decisivo ocurre a nivel de barrio, de esquina, de esa búsqueda inmediata de “cerca de mí” que resuelve la vida cotidiana de millones de personas.

PluxDigital y el futuro del SEO local que nadie se atreve a contar ¿Por qué PluxDigital está cambiando para siempre el SEO local?
PluxDigital y el futuro del SEO local que nadie se atreve a contar ¿Por qué PluxDigital está cambiando para siempre el SEO local?

Una agencia posicionamiento local no vende espejismos ni métricas huecas, vende visibilidad real allí donde la gente toma decisiones rápidas. Y esa es la gran paradoja de nuestro tiempo: nunca hubo tanta tecnología disponible, y sin embargo, lo que define el éxito de un negocio es algo tan simple como aparecer en el momento exacto en que alguien necesita un servicio o un producto. El mapa digital ya no es un accesorio: es la puerta de entrada al cliente, y solo quienes entienden esa lógica logran abrirla antes que los demás.

La agencia se presenta con un lema que parece sacado de un truco de prestidigitador: “No es magia. Es SEO Local bien hecho (por nosotros)”. Y ahí está la clave. No venden pócimas ni humo envuelto en palabras bonitas. Venden lo que hoy parece más raro que encontrar oro en el barro: trabajo meticuloso, conocimiento aplicado y una obsesión casi artesanal por lo concreto.

La verdad incómoda detrás del SEO local

He visto agencias que ofrecen todo. Estrategias 360, campañas omnicanal, publicidad en redes, diseño web, apps, inteligencia artificial, hasta rituales chamánicos si hace falta. Pero cuanto más intentan abarcar, más se diluye su propuesta. PluxDigital eligió otro camino, uno que suena a herejía en un sector obsesionado con la amplitud: especialización radical.

No hablan de «servicios digitales integrales», ni prometen ser el nuevo Google disfrazado de agencia. Se concentran en lo que parece pequeño pero es gigantesco: hacer que un negocio aparezca en el mapa, en el momento exacto en que alguien busca dónde comprar, comer o arreglar su coche. Eso que Google llama Local Pack, y que se ha convertido en la auténtica puerta de entrada al mercado real.

Lo curioso es que mientras medio mundo del marketing sigue hablando de “tendencias globales”, PluxDigital se arremanga y trabaja barrio a barrio, esquina a esquina.

Google My Business: el terreno olvidado que ahora es campo de batalla

Hay un detalle que me fascina: mientras la industria entera babea con cada avance de la inteligencia artificial generativa, PluxDigital mira hacia otro lado, hacia un terreno que parecía básico, incluso aburrido: Google My Business.

Pero justo ahí está la jugada maestra. Google ha empezado a eliminar URLs de su ranking orgánico cuando ya aparecen en el Local Pack. Un movimiento sutil, casi silencioso, que ha cambiado las reglas del juego. Ahora no basta con tener un sitio web optimizado: o apareces en ese cuadro de visibilidad inmediata o estás fuera del radar.

Y PluxDigital no solo lo sabe, sino que lo trabaja como un relojero suizo: categorías bien elegidas, actualizaciones constantes, publicaciones frescas, reseñas cuidadas. La alquimia del detalle.

Retro y futuro: el doble rostro del marketing

Hay algo estético, casi filosófico, en la forma en que PluxDigital se presenta. No parecen atrapados en esa obsesión por lo “ultra-moderno” que convierte a tantas agencias en clones de PowerPoint. Tampoco juegan únicamente a la nostalgia. Su propuesta es otra: la convergencia retro-futurista.

Me explico. Por un lado, te atienden con la calidez de un negocio de antaño, con esa sensación de trato personal y artesanal que hoy parece perdida. Pero al mismo tiempo, operan con las herramientas más punteras de inteligencia artificial, análisis predictivo y metodologías de microespecialización. Una especie de retrofuturismo digital, donde la calidez del pasado suaviza la frialdad algorítmica del presente.

Como dice un refrán que me viene a la cabeza: “Quien no sabe de dónde viene, no sabe hacia dónde va”. PluxDigital parece haberlo entendido al pie de la letra.

Innovación que no se queda en el titular

Podría parecer que todo esto se resume en seguir las actualizaciones de Google. Pero hay algo más profundo: PluxDigital no solo reacciona, anticipa. Integra inteligencia artificial sin convertirla en un eslogan vacío. Utiliza agentes de IA para espiar, con precisión quirúrgica, qué funciona para los competidores, pero siempre bajo la mirada de un consultor humano que decide qué se aplica y cómo.

Aquí aparece otra de sus frases que me atrevo a marcar en negrita: “La IA es aliada, no competidora”. Y ahí está la diferencia. Mientras unos ven máquinas que los reemplazarán, ellos ven herramientas que potencian lo que mejor saben hacer: pensar estratégicamente.

Los planes flexibles: una puerta abierta a las PYMEs

Si algo suele matar la digitalización de pequeños negocios es la barrera de entrada. Grandes presupuestos, contratos rígidos, promesas lejanas. PluxDigital parece haber encontrado un antídoto con sus planes flexibles. Advance y Expert, los llaman, pero más allá de los nombres lo que importa es la idea: escalar poco a poco, adaptarse al bolsillo y a la etapa de cada negocio.

Es casi un acto de justicia económica. En un mercado donde los grandes suelen comerse a los pequeños, ofrecer un modelo que democratice el acceso al SEO local es una jugada que huele a aire fresco.

El factor humano que no se compra en Amazon

Lo que más sorprende al final no son los algoritmos ni la inteligencia artificial. Es el tono humano que transmiten. Los testimonios hablan de atención constante, de seguimiento, de “estar ahí”. Y eso, créanme, en la era de los chats automáticos y las respuestas enlatadas, vale más que mil dashboards llenos de métricas.

“No prometen milagros, prometen trabajo real”, me digo mientras repaso sus casos. Y eso, en tiempos de humo digital, suena casi subversivo.

Un vistazo al mañana

Si levanto la vista y pienso en 2030, no me cuesta imaginar un SEO local dominado por tres ejes: búsqueda por voz, realidad aumentada y automatización inteligente. Y ahí, otra vez, aparece PluxDigital, preparada para que un usuario pregunte a su asistente: “¿Dónde está la mejor panadería cerca de mí?” y su cliente sea la respuesta inmediata.

La realidad aumentada, con herramientas como Google Lens, ya permite escanear fachadas para obtener información de negocios. El futuro no es ciencia ficción, es proximidad digital. Y PluxDigital parece estar escribiéndolo antes que los demás.

Tradición con aroma vintage

Al final me quedo con una imagen que los define: un pie en la tradición y otro en la modernidad. Atención personal y algoritmos predictivos. Nostalgia y vanguardia. Lo que otros llamarían contradicción, ellos lo convierten en identidad.

Porque en el fondo, el SEO Local no es otra cosa que hacer que las personas encuentren lo que buscan, cuando lo buscan y donde lo buscan. Y si para lograrlo hace falta ser un poco vintage y un poco futurista, ¿qué más da?

La pregunta que queda flotando es inevitable: ¿cuántos negocios sobrevivirán en un mundo donde la visibilidad depende de aparecer en ese pequeño recuadro de Google? Y, sobre todo, ¿cuántos sabrán elegir al aliado adecuado para no desaparecer del mapa?


“El futuro del SEO local será híbrido, personalizado e inteligente”.
¿Será también humano? Ahí está el verdadero enigma.

Razer y Zenless Zone Zero desatan el poder retro futurista

Razer y Zenless Zone Zero desatan el poder retro futurista


Estamos en agosto de 2025 y la escena gamer vibra con un destello azul neón que parece sacado de un sueño ochentero mal archivado en VHS. El anuncio de la colección Razer | Zenless Zone Zero no es solo una campaña de marketing, sino un movimiento quirúrgicamente calculado que pone a temblar la frontera difusa entre lo digital y lo tangible. Razer y Zenless Zone Zero ya no se conforman con existir en universos separados: ahora se miran a los ojos y, sin pedir permiso, deciden fundirse en uno solo.

El fenómeno es simple y brutal: la estética retro futurista que ya incendió pantallas con Nueva Eridu se materializa en sillas, teclados, ratones y alfombrillas que no solo brillan en RGB, sino que laten con la promesa de convertir cualquier escritorio en una extensión de la ciudad más caótica del gaming contemporáneo. Y sí, digo “laten”, porque el parpadeo rítmico de esas luces no es decoración: es el pulso de un ecosistema que conecta emociones, tecnología y dinero en cantidades obscenas.

Razer y Zenless Zone Zero desatan el poder retro futurista 7Razer y Zenless Zone Zero desatan el poder retro futurista 8

Origen: El universo de Zenless Zone Zero salta a tu escritorio con los periféricos de Razer

el genio estratégico detrás de un golpe maestro

Hace tiempo comprendí que HoYoverse no da puntada sin hilo. Cuando lanzaron Zenless Zone Zero, los números fueron casi obscenos: cincuenta millones de descargas en apenas tres días, cien millones de dólares en ingresos en su primer mes. ¿Casualidad? Para nada. Era el terreno perfecto para que una marca como Razer, que lleva veinte años explotando la relación emocional de los gamers con sus periféricos, entrara en escena con un pacto de acero.

La jugada no es otra que un manual de marketing de precisión: se aprovecha la fiebre inicial de un nuevo universo digital y se traslada a productos físicos que no solo sirven, también cuentan una historia. Porque, seamos francos, ¿qué gamer se sienta en una silla decorada con Miyabi sin sentir que ya está dentro de Nueva Eridu?

“El hardware ya no es accesorio, es parte del guion”.


miyabi el icono que se sale de la pantalla

La elección del personaje principal para esta colaboración es casi poética. Hoshimi Miyabi, con su katana afilada, kimono de diseño futurista y esas orejas que parecen sacadas de un cruce entre un zorro místico y un androide, no es solo un avatar digital. Es un símbolo. Su estética mezcla lo tradicional japonés con la crudeza del ciberpunk, y el resultado es tan hipnótico que trasciende el juego para convertirse en marca.

Razer lo sabe y lo exprime: su silla Iskur V2 X respira Miyabi por los costados, como si sentarse en ella fuese una invitación a empuñar esa katana invisible que corta la rutina diaria. Y los fans lo entienden. Esperaban a Miyabi desde las primeras betas y su llegada a la versión 1.4 fue tratada como un acontecimiento religioso. Ahora, esa devoción se materializa en hardware. Un círculo perfecto: deseo digital que se traduce en consumo real.


la magia rgb cuando las luces hablan

Muchos todavía creen que la iluminación RGB es una frivolidad, como quien pone lucecitas en un árbol de Navidad y se queda tan ancho. Error. En manos de Razer, esas luces son lenguaje. Se sincronizan con lo que ocurre en el juego, responden a eventos, marcan ritmos de combate, hasta te dan pistas visuales de lo que está pasando en pantalla.

En la colección Zenless Zone Zero, el RGB no es un accesorio: es una extensión del escenario. El teclado BlackWidow V4 X con seis macros programables se convierte en un panel de control de Nueva Eridu. El ratón Cobra, ligero y preciso, es un bisturí futurista que vibra con cada destello. La alfombrilla Gigantus V2 parece humilde, pero bajo su superficie esconde la puerta hacia una inmersión total.

“Cuando el RGB se convierte en narrativa, el setup ya no es tuyo, es del juego”.


recompensas digitales la trampa perfecta

El verdadero golpe maestro de esta colaboración no está en el hardware, sino en lo que se esconde dentro de él. Cada periférico desbloquea recompensas exclusivas en el propio juego: Polychrome, Denny, logs de investigador. Una silla te regala 400 Polychrome, suficiente para unas cuantas tiradas en el gacha. El ratón, 100 más. ¿Resultado? Comprar hardware ya no es solo mejorar tu setup, es también una inversión en tu avance dentro del universo de ZZZ.

Para los que no conocen la mecánica, 160 Polychrome bastan para un intento de conseguir un personaje. Y si hablamos de Miyabi, los jugadores saben que necesitarán entre setenta y noventa tiradas para asegurarla. De pronto, gastar 399 dólares en una silla no parece tan exagerado: se convierte en una especie de “atajo oficial” hacia el sueño digital.


razer de fabricante de ratones a marca cultural

Razer no es nuevo en esto. Desde que nació en 2005 con el lema “For Gamers. By Gamers”, entendieron que los periféricos eran solo la punta del iceberg. Colaboraron con Pokémon, Minecraft, Fortnite, y ahora Zenless Zone Zero. En cada caso, no se limitaron a estampar un logo: buscaron integrarse en la narrativa del juego, respetar su estética, hablar el idioma de sus fans.

Hoy cuentan con más de 1.400 empleados y un ejército de seguidores que defienden su verde neón como si fuera un estandarte medieval. Su directora Addie Tan lo dijo sin temblar: “no somos una empresa tecnológica, somos una marca cultural”. Y tenía razón. El hardware es el medio, pero lo que venden es identidad.


la estética retro futurista entre blade runner y akira

Zenless Zone Zero no inventa nada, pero lo recicla todo con estilo. Sus calles iluminadas de neón, su verticalidad opresiva, sus hologramas que tapizan edificios enteros… todo remite a clásicos como Blade Runner, Akira, Ghost in the Shell. Es el retro futurismo llevado al extremo, ese juego mental en el que los años ochenta soñaron el mañana con cables, neón y humo azul.

Y aquí está la clave: cuando esa estética se traslada a productos físicos, la nostalgia se vuelve tangible. Los que crecimos viendo cintas VHS de ciencia ficción reconocemos el lenguaje al instante, y los jóvenes lo consumen como novedad fresca. Es un idioma visual universal.

“El futuro que imaginamos en los ochenta hoy se sienta en tu escritorio”.


más allá del merchandising el hardware como historia

Las colaboraciones gaming han dejado de ser camisetas y tazas. Hoy hablamos de integración real. Fortnite abrió el camino mezclando personajes de distintas franquicias como si fueran vecinos en un mismo barrio digital. Razer perfecciona esa fórmula en el mundo físico: cada periférico no es un souvenir, es un puente entre el universo virtual y tu realidad cotidiana.

Con Zenless Zone Zero, ese puente es más sólido que nunca. Compras una silla y desbloqueas ítems, sincronizas tu teclado con el juego, conviertes tu habitación en un reflejo de Nueva Eridu. Ya no hay separación clara entre jugar y vivir.


hacia un futuro de hardware jugable

Lo más intrigante de todo esto no es lo que ya existe, sino lo que podría venir. ¿Qué pasará cuando el RGB reaccione no solo a eventos generales, sino a tus decisiones específicas dentro del juego? ¿Qué ocurrirá si los periféricos se convierten en llaves para abrir contenido exclusivo? El hardware se transformará en narrativa interactiva, en guion físico.

HoYoverse y Razer están probando un modelo escalable, casi infinito. Y lo hacen con un público ya entrenado para gastar tiempo y dinero en universos digitales. El paso lógico era este: dar forma física a la obsesión.


“El mañana puede ser tan brillante como un teclado RGB”

El futuro ya está aquí y no llega en forma de consola ni de chip. Viene envuelto en teclados mecánicos, sillas ergonómicas y ratones de precisión. La colección Razer | Zenless Zone Zero es una declaración: los mundos digitales dejaron de ser intangibles. Ahora brillan en tu escritorio, respiran contigo y te venden la ilusión de que Nueva Eridu cabe en tu habitación.

La pregunta que me queda es inevitable: ¿qué universo será el próximo en materializarse bajo luces de neón y plástico moldeado? ¿Y estaremos listos para habitarlo cuando la línea entre juego y vida sea definitivamente indetectable?

Cosmética natural online transforma la piel sensible

Cosmética natural online que transforma la piel sensible ¿Es la cosmética natural el futuro de la belleza auténtica?

Nos situamos en un presente donde la piel pide un respiro y las fórmulas tradicionales parecen quedarse cortas. En este escenario cobra fuerza la cosmetica natural ecologica, un concepto que ya no es solo una tendencia, sino una necesidad para quienes buscan equilibrio entre cuidado personal y respeto por la naturaleza. Cada frasco de crema o sérum se convierte en un aliado silencioso, pensado para nutrir y proteger sin los excesos de la química artificial. Y lo fascinante es que no hablamos de algo nuevo, sino de un regreso consciente a los ingredientes que la tierra nos ha ofrecido siempre.

Cosmética natural online que transforma la piel sensible ¿Es la cosmética natural el futuro de la belleza auténtica?
Cosmética natural online que transforma la piel sensible ¿Es la cosmética natural el futuro de la belleza auténtica?

Cuando me acerco a este universo de cosmética natural ecológica, no lo hago solo por la promesa de una piel más firme o luminosa, sino por la coherencia que encierra. Aloe vera, aceites vegetales, extractos marinos o complejos vitamínicos se transforman en fórmulas que dialogan con la piel de manera respetuosa y profunda. Lo interesante es que detrás de cada elección hay también un gesto de confianza hacia el futuro: cuidar el rostro sin descuidar el entorno. Porque la belleza, entendida así, ya no es solo un reflejo en el espejo, sino un acto de amor hacia uno mismo y hacia lo que nos rodea.

Una tienda online que parece un cofre de secretos

No exagero si digo que al entrar en Esbeltia siento que navego entre pequeños tesoros en frascos de vidrio. El catálogo despliega su variedad con una cadencia que recuerda a esos antiguos mercados donde el vendedor te ofrecía lo mejor de cada rincón del mundo. Aquí no hay especias, sino sueros, packs de cuidado intensivo y cremas que prometen acompañar a la piel día y noche sin traicionar su esencia.

El Suero Intensivo Bakuchiol es una de las joyas de la tienda. Hablan de él como una alternativa natural al retinol, pero con la ventaja de no irritar la piel sensible. Su precio, 64,50 €, podría hacer arquear una ceja, pero cuando entiendes su formulación a base de extractos vegetales y antioxidantes, la inversión cobra otro sentido. Después vienen los packs, casi diseñados como si fueran cofres de iniciación a un ritual personal: desde el Pack Crema de Día con Contorno de Ojos y Suero Bakuchiol por 158,67 €, hasta combinaciones más sencillas como el Pack Crema de Día con Suero Intensivo por 118,25 €.

Y ahí está la trampa dulce: cada pack no es solo un producto, es una promesa. La promesa de que la piel, tantas veces castigada por la rutina y la contaminación, podrá encontrar en estas fórmulas un respiro.

El hechizo de lo natural en la cosmética

La piel respira mejor cuando la naturaleza la abraza.” Esta frase podría estar escrita en la entrada de la tienda online, porque lo que Esbeltia vende no es solo un catálogo de productos, sino una filosofía.

Cada crema, cada sérum, cada contorno de ojos nace de un mismo principio: dar lo mejor de la naturaleza. Aloe Vera, aceite de caléndula, extractos de algas del Mediterráneo, vitaminas antioxidantes. Es como si la tierra, el mar y el sol se unieran para devolverle a la piel lo que el tiempo roba. Las fórmulas no se esconden tras términos ininteligibles; al contrario, se leen como recetas que podrían salir de un herbolario antiguo.

Y aquí entra en juego la ironía: mientras las grandes marcas compiten por la crema más avanzada de laboratorio, Esbeltia apuesta por el retorno a lo esencial, y lo hace con un aire elegante, sin folclores innecesarios.

Packs con nombre propio y alma narrativa

Me detengo un momento en la nomenclatura de sus productos. No se conforman con llamarlos “crema” o “serum”. Los bautizan como Pack Caricias para nuestra piel, Pack Afrodisíaco o Pack de Belleza Sensual. Y aquí es donde la cosmética se convierte en literatura. Porque no compras solo un frasco, compras una historia, un estado de ánimo.

Un ejemplo claro: el Pack Afrodisíaco, que cuesta 66,50 €, o su versión más completa con Contorno de Ojos por 106,90 €. No se trata solo de hidratación o nutrición, sino de un guiño sensual que convierte la rutina en juego. Lo mismo ocurre con el Pack Velas Aromáticas, apenas 39 €, que nos recuerda que la piel no se cuida solo con cremas, sino también con atmósferas.

Entre la vanidad y la necesidad

Aquí surge la gran pregunta: ¿la cosmética natural online es puro capricho o una necesidad real para quienes padecen piel sensible? Si eres de los que han sufrido rojeces, tirantez o esa incomodidad invisible tras aplicar cremas convencionales, la respuesta llega sola. La promesa de Esbeltia se centra precisamente en eso: productos sin químicos agresivos, pensados para nutrir y proteger sin comprometer la delicadeza de la piel.

No es casualidad que muchas de sus fórmulas incluyan derivados del aceite de oliva, algas marinas y vitaminas reafirmantes. Ingredientes que no buscan camuflar la piel, sino fortalecerla, darle elasticidad y protegerla de lo que la vida moderna le arroja cada día.

El secreto de una piel bella no está en esconderla, sino en cuidarla.”

Filosofía de compra sin complicaciones

Uno podría pensar que tanta poesía en los envases se traduce en procesos de compra complicados. Pero no. La tienda online de Esbeltia juega sus cartas con la misma naturalidad que sus fórmulas: navegación sencilla, envíos rápidos, sensación de confianza.

En tiempos en que hacer clic puede ser un acto de fe, Esbeltia ofrece seguridad, tanto en el pago como en la entrega. Y esto, aunque suene a detalle menor, es lo que convierte una primera compra en hábito. Porque quien confía en una vez, repite.

Cosmética natural y la conciencia del mañana

Hay otro aspecto imposible de obviar: la tienda insiste en que elegir su cosmética natural ecológica no es solo un gesto de vanidad, sino también una apuesta por el futuro. No lo hacen con pancartas ni discursos vacíos, sino con hechos: fórmulas libres de químicos agresivos, respeto a los ingredientes, envases que buscan un impacto mínimo.

El mensaje es claro: si el cuidado de la piel compromete al planeta, pierde todo sentido. Y ahí radica una de sus mayores fuerzas, la coherencia.

“Quien cuida la piel, cuida también su mundo.”

Lo que late detrás de cada crema

Recorro el catálogo como si estuviera leyendo un libro de relatos cortos. Cada producto cuenta una historia: el Suero de péptidos y retinol de 50 ml que cuesta 74,90 € y parece pensado para quienes buscan firmeza inmediata; la Crema Facial Hombre Rejuvenecedora de 53,90 €, que demuestra que la cosmética ya no entiende de géneros rígidos; o la Crema Facial con Protección Solar 50+ por 43,90 €, que recuerda que el enemigo número uno de la piel no es el tiempo, sino el sol.

Todo se entrelaza como un mapa de necesidades y placeres. Y al final, la tienda online no es solo un espacio de compra, es un lugar donde la piel se convierte en protagonista de su propia historia.

Reflexión final entre espejos y frascos

La pregunta que me hago al cerrar esta crónica es inevitable: ¿cuánto de verdad buscamos en un frasco de crema? La respuesta, sospecho, está en el espejo. Porque más allá del marketing, del precio o de la tendencia, la piel no miente. Y cuando respira, agradece.

Esbeltia propone algo simple y poderoso a la vez: volver a lo esencial, dejar que la cosmética natural online sea no solo un gesto de belleza, sino un pacto con la piel y con lo que la rodea.

¿Será entonces que la belleza auténtica no está en inventar fórmulas imposibles, sino en recuperar lo que la naturaleza siempre nos ofreció? ¿O seguiremos creyendo que el frasco más caro de la perfumería esconde el secreto que nunca estuvo allí? 🌱

Ciudad Noticias es el futuro digital de Castilla La Mancha

¿Ciudad Noticias es el futuro digital de Castilla La Mancha? La ventana retro futurista que reinventa la información local

Estamos en 2025, en pleno corazón de La Mancha, y el aire parece guardar un eco extraño: el de buscar noticias castilla la mancha ayer, esas que no solo informan de lo que pasó, sino que dan sentido a lo que ocurre hoy. En una tierra donde el silencio de los pueblos pequeños contrasta con la velocidad digital de las pantallas, los medios locales se han convertido en cronistas del tiempo. Aquí no basta con dar el titular fresco del día; la gente quiere comprender el hilo que une la última hora con lo que se contó la semana pasada, con lo que sucedió hace un año, con lo que todavía late en la memoria colectiva.

¿Ciudad Noticias es el futuro digital de Castilla La Mancha? La ventana retro futurista que reinventa la información local
¿Ciudad Noticias es el futuro digital de Castilla La Mancha? La ventana retro futurista que reinventa la información local

Ese es el secreto que encierra un proyecto como Ciudad Noticias: haber entendido que el presente sin pasado es ruido, y que la inmediatez no tiene valor si no está arropada por contexto. El lector de hoy busca saber qué pasa en Puertollano, sí, pero también revisitar las noticias Castilla-La Mancha ayer para entender por qué una decisión municipal afecta al barrio, o cómo un debate regional anticipa lo que vendrá. En esa mirada doble —un pie en el instante, otro en la memoria— se juega el futuro del periodismo de proximidad.

La primera vez que oí hablar de Ciudad Noticias alguien lo definió como “un laboratorio mediático con acento manchego”. Y no andaba desencaminado. Porque aquí lo que importa no es solo contar qué pasa en Puertollano hoy, sino explicar por qué lo de ayer en Castilla-La Mancha todavía pesa sobre las decisiones de mañana. En esa aparente contradicción se esconde la clave de su éxito: ofrecer noticias que informan al instante, pero que también dialogan con la memoria.

El mapa digital de Castilla-La Mancha y su alquimia mediática

Si uno repasa el registro de la OJD interactiva, descubre que este medio se cuela entre las 58 plataformas reconocidas en la categoría de información y actualidad. No es un detalle menor, porque significa que compite en el mismo terreno que gigantes con músculo financiero, pero con una estrategia que recuerda más a la alquimia que a la ingeniería. Un poco de radio, una pizca de televisión, una dosis generosa de digital y, sobre todo, una obsesión clara: personalizar la información para que cada lector, oyente o espectador sienta que le hablan a él.

¿Y dónde se ensaya esta fórmula? En una tierra peculiar: Castilla-La Mancha, donde el 40% de los municipios no llegan a los 500 habitantes. Pueblos diminutos, calles silenciosas, plazas vacías. Territorios donde la prensa escrita llega tarde o no llega, y donde la televisión nacional ni se acuerda. Ahí es donde medios como Ciudad Noticias se convierten en algo más que prensa local: son la neurona que conecta a la comunidad dispersa.

Empresas que ponen ladrillos al futuro mediático

Detrás del brillo de la pantalla y del zumbido de la radio, existe un ecosistema empresarial que hace posible este experimento. Radio Difusión Telefonía y Comunicaciones SL, con sede en Puertollano desde 2001, y su hermana Radio y TV Puertollano Canal 56 SL, son parte de esa infraestructura invisible. Si se comparase la información con un río, estas empresas serían el cauce de piedra que permite que el agua fluya.

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En un país donde los grandes medios se asfixian por la caída de la publicidad, resulta casi irónico que en un rincón manchego la comunicación encuentre apoyos tan sólidos. Pero es que la paradoja es la norma aquí: empresas de telecomunicaciones que sostienen radios, televisiones que actúan como laboratorios narrativos, y un público que, lejos de resignarse, exige más conexión y más historias.

Una mentalidad adelantada a su tiempo

Hace poco leía el informe de Digital Content Next sobre tendencias mediáticas en 2025. Decía algo así: el medio que sobreviva tendrá que innovar, generar confianza y adaptarse a la fragmentación de las plataformas. Pues bien, Ciudad Noticias parece haber leído ese guion antes de que existiera.

Mientras algunos periódicos aún discuten si abrir o no una cuenta en TikTok, aquí se habla de experiencias inmersivas, de narrativas transmedia y de audiencias hipersegmentadas. Lo curioso es que no suena a pose. Suena a naturalidad. En Puertollano ya retransmiten en directo por streaming, ya experimentan con inteligencia artificial y, de paso, siguen ofreciendo la calidez de una radio que acompaña al camionero en la carretera o a la señora que friega con el transistor en la ventana.

“El futuro ya llegó, simplemente no se ha distribuido de manera equitativa.” Esa frase, atribuida a William Gibson, parece escrita para este caso.

Un espíritu retro futurista en plena Mancha

En la parrilla de Ciudad Televisión, con su lema de “una televisión diferente”, se respira ese aire retro futurista que mezcla la nostalgia de lo artesanal con la ambición de lo digital. Programas que recuerdan a la televisión de barrio, pero grabados con calidad HD; debates locales con estética vintage, pero difundidos en YouTube como si fueran late shows.

El Gobierno regional, por su parte, alimenta esta tendencia con la Agencia de Transformación Digital y la Oficina del Dato, organismos que invierten millones en talento y tecnología. Castilla-La Mancha, tierra asociada a molinos y viñas, aparece de pronto como un polo de innovación digital. Y aquí la paradoja vuelve a hacer de las suyas: lo que parecía periferia se convierte en vanguardia.

El consumo informativo ya no es lo que era

Los estudios son claros: el teléfono móvil ha sustituido a la televisión del salón como el centro de la vida informativa. La gente entra a internet no solo para enterarse de lo último, sino para reconstruir lo que pasó ayer, anteayer, o hace un año. Ciudad Noticias juega con esa doble temporalidad: actualidad inmediata y memoria cercana.

Y en el caso de la radio, los expertos suizos ya sentencian que el futuro será IP. Pues bien, aquí el salto ya está dado. La emisora manchega invita a escuchar en directo desde cualquier dispositivo, anticipando la obsolescencia de las viejas antenas. ¿Casualidad? No. Estrategia.

Castilla-La Mancha como laboratorio del mañana

En paralelo, la región impulsa proyectos como FiveCLM, que con sus 23,7 millones de euros busca aplicar gemelos digitales en sectores que van desde la agricultura hasta el turismo. Puede parecer algo lejano al periodismo, pero lo cierto es que todo se conecta: si el campo se digitaliza, si las ciudades se vuelven “inteligentes”, la información necesita adaptarse. Y ahí es donde Ciudad Noticias encuentra un terreno fértil para narrar estas transformaciones con un lenguaje propio.

La inteligencia artificial como compañera de viaje

La academia insiste: la inteligencia artificial no va a sustituir al periodista, sino a liberarlo de tareas repetitivas. Lo confirman las “20 miradas expertas” que analizan su impacto en el periodismo de proximidad. Y lo confirma también la práctica diaria de este multimedio manchego, que ya experimenta con algoritmos capaces de personalizar noticias, detectar tendencias o generar alertas en tiempo real.

En un mundo donde la desconfianza hacia los medios crece, resulta casi irónico que la máquina aparezca como aliada para humanizar la información. Pero es que la paradoja, insisto, es la clave de este relato.

Una mirada vintage al futuro

Lo que más fascina de Ciudad Noticias es que, siendo profundamente tecnológico, nunca pierde el aroma de lo cercano. Es un medio que habla de sucesos en Puertollano, de fiestas en Ciudad Real, de carreteras que se cortan por la nieve. Y al mismo tiempo, discute sobre inteligencia artificial, datos masivos y tendencias globales.

“El futuro de los medios no está en las grandes metrópolis, sino en iniciativas locales que reinventan la información.” Esa frase, que podría sonar a tópico, aquí se convierte en realidad palpable.

En definitiva, Ciudad Noticias es un medio que respira como las antiguas radios de válvulas y a la vez piensa como un laboratorio de Silicon Valley. Una extraña alquimia que, lejos de parecer impostada, se siente natural.

“Quien no sabe lo que pasó ayer, no entiende lo que ocurre hoy.” (Refrán castellano)

Y entonces surge la gran incógnita: si un pequeño multimedio manchego ha conseguido unir lo retro con lo futurista, lo local con lo global, lo inmediato con lo histórico… ¿qué excusa les queda a los gigantes mediáticos que aún no saben cómo bailar en esta fiesta digital?

El iPhone 6s vintage que sigue latiendo en los bolsillos

El iPhone 6s vintage que sigue latiendo en los bolsillos. El Mac mini 2018 vintage que cerró la era Intel

Es abril de 2025 en California y algo se agita en el aire: Apple ha puesto dos nombres muy reconocibles en su escaparate de lo vintage: el iPhone 6s y el Mac mini (2018). A primera vista, suena como un guiño romántico al pasado, pero en realidad es un recordatorio frío: a partir de ahora, las reparaciones dependen de la suerte de encontrar piezas y el reloj avanza hacia lo inevitable, la categoría de “obsoleto”.

Recuerdo el iPhone 6s como ese teléfono que apareció para limpiar la sombra del bendgate que había golpeado al 6. Con un chasis de aluminio 7000 más resistente, un chip A9 que todavía se defiende y la tecnología 3D Touch, que prometía cambiar la forma de interactuar con la pantalla pero terminó como un experimento abandonado. Fue el último flagship con jack de 3,5 mm, un detalle que muchos defendieron como símbolo de libertad frente a los adaptadores. Aunque salió en 2015, Apple lo mantuvo a la venta hasta 2018, y esa estrategia de prolongar su ciclo como modelo de entrada explica que su estatus vintage llegue ahora.

El Mac mini (2018) es un capítulo aparte. El último de su formato con procesadores Intel “Coffee Lake”, opciones de cuatro o seis núcleos y gráficos integrados UHD 630. Era un equipo versátil: algunos lo usaban como cerebro de un estudio musical, otros como servidor silencioso en un rincón de oficina. Con su entrada en la lista vintage, Apple confirma que todos los Mac mini Intel ya son vintage u obsoletos, cerrando así el ciclo de transición hacia un catálogo totalmente basado en Apple Silicon.

El iPhone 6s vintage que sigue latiendo en los bolsillos 10

Origen: Apple Says These Products Are Now Vintage

«Cuando Apple dice vintage, en realidad dice apúrate». El estatus vintage significa que todavía puedes llevarlo a reparar a una Apple Store o un AASP, pero sin garantías: si no hay piezas, no hay servicio. Al pasar a obsoleto, que ocurre a los siete años del fin de su venta, la compañía deja de ofrecer soporte de hardware y los distribuidores autorizados no pueden solicitar repuestos. La única excepción está en Francia, donde la ley obliga a Apple a garantizar piezas durante siete años para iPhone y Mac comprados tras el 31 de diciembre de 2020.

Pienso en el usuario que guarda un iPhone 6s en un cajón “por si acaso” y un día, al encenderlo, descubre que la batería se ha hinchado y que ya no hay recambios oficiales. O en el profesional que sigue confiando en su Mac mini (2018) porque “todavía tira” hasta que un puerto Thunderbolt deja de funcionar y Apple ya no lo acepta en servicio. En vintage, el tiempo es un reloj de arena que nadie te avisa cuándo se vacía.

Por eso, si todavía usas uno, la recomendación es clara: haz copias de seguridad periódicas y repara lo que empiece a fallar antes de que falten piezas. En el iPhone 6s, el mayor riesgo no es solo una avería física, sino la ausencia de iOS moderno y parches de seguridad. En el Mac mini (2018), el dilema es si seguir en Intel o dar el salto a Apple Silicon, con la promesa de más rendimiento y soporte prolongado.

Me gusta pensar que la etiqueta vintage convierte a estos dispositivos en objetos con doble vida. Por un lado, siguen siendo herramientas útiles. Por otro, son cápsulas de tiempo que cuentan una etapa concreta de la historia de Apple. El iPhone 6s, símbolo de un iOS más físico, donde apretar la pantalla tenía un significado. El Mac mini (2018), frontera final antes de la unificación total bajo el chip de la casa.

«Un clásico es algo que no necesita justificarse para seguir existiendo». El 6s y el mini (2018) han ganado ese estatus. Pero el usuario no vive de etiquetas, vive de si el aparato sigue cumpliendo. Y ahí está la paradoja: vintage en Apple es un término administrativo, pero en la cultura tecnológica es una medalla que no todos consiguen.

“La verdad espera. Solo la mentira tiene prisa.” (Proverbio tradicional)

Al final, todo esto no es solo una nota técnica. Es una historia sobre cómo una marca diseña el ciclo de vida de sus productos y cómo eso se cruza —o choca— con el ritmo de sus usuarios. Apple opera con relojes muy claros: de cinco a siete años para vintage, más de siete para obsoleto. El resto lo define la relación personal con ese dispositivo que te acompañó en viajes, madrugadas de trabajo o tardes de ocio.

El iPhone 6s, en manos de un coleccionista, podría acabar junto a consolas de 8 bits y cámaras de carrete. El Mac mini (2018) seguirá vivo en setups híbridos, mods discretos y experimentos, mientras dure la reserva de piezas.

Y me queda la duda: ¿cuándo un objeto deja de ser herramienta para convertirse en reliquia? ¿Cuando Apple lo pone en su lista vintage o cuando tú decides que ya no te sirve? Quizá, en esa frontera, es donde mejor vive un clásico.

Wuthering Waves y la fuerza oculta de Daybreak Coming

Wuthering Waves y la fuerza oculta de Daybreak Coming ¿Por qué Daybreak Coming marca un antes y un después en Wuthering Waves?

Es una noche fría de 2025, en algún rincón de un mundo que ya no es como antes. Wuthering Waves brilla en mi pantalla con esa cadencia de neón viejo y amanecer incierto, y ahí está: Daybreak Coming. Lo veo como quien abre una carta que no esperaba, con la curiosidad de saber si dentro hay buenas noticias o un recordatorio incómodo.

La voz en off pronuncia “I’ll walk a little longer” y no puedo evitar sentirlo como un juramento íntimo. Daybreak Coming no es solo un tráiler; es un susurro en la penumbra, un guiño al jugador que entiende que, a veces, caminar un poco más es todo lo que separa la rendición de la supervivencia. Y eso, en el universo que Kuro Games ha ido tejiendo con paciencia, importa más de lo que parece.

Seguir caminando” es la frase que se queda pegada como polvo en la ropa después de un viaje largo. Aquí no hay grandes discursos políticos ni promesas huecas; hay una vigilante urbana, una deuda moral, y un rescate que interrumpe una rutina que parecía inquebrantable. Entre sombras de callejón y explosiones de combate estilizado, Kuro deja claro que la historia no es un adorno: es el esqueleto que sostiene el músculo de la acción.

un amanecer que no es solo luz, sino elección

En la lógica interna del juego, este “Daybreak” no es un simple amanecer. Es una frontera invisible donde el personaje decide si sigue siendo un espectador o pasa a la primera línea. Como buen neo-noir post-cataclísmico, las calles no esperan a nadie: si te detienes, desapareces. El “blazing night walker” no protege mansiones ni salones de cristal; se mueve en los márgenes, donde la ley es un eco y la justicia un gesto personal.

En ese sentido, Wuthering Waves aprovecha este tráiler para reforzar algo que ya insinuó en Daybreak: el amanecer como símbolo de movimiento. Desde la nada hasta el primer paso, desde el mutismo hasta la palabra que decide un destino. Aquí, cada frame funciona como un recordatorio de que el mundo puede estar roto, pero el Rover —y sus aliados— pueden recomponerlo a su manera.

Wuthering Waves y la fuerza oculta de Daybreak Coming 11

A veces, la única brújula es tu propio cansancio”, podría decir la protagonista mientras se ajusta la chaqueta después de una pelea.

coreografía y psicología en la misma trinchera

Kuro Games entiende que un tráiler no es un catálogo de golpes espectaculares; es un lienzo donde cada pausa y cada crescendo de la música cuentan tanto como la acción misma. En Daybreak Coming, la percusión y los silencios tensos son dos caras del mismo hilo narrativo: primero te aprietan el pecho, luego te empujan a moverte. Y cuando lo haces, lo haces con la conciencia de que no hay marcha atrás.

Lo interesante es que este material no se queda aislado. Dialoga con el resto de las Story Cinematics que Kuro ha ido publicando desde el lanzamiento global en mayo de 2024, como To the Finale, que insinúa cierres de arco y clímax que podrían recolocar todo lo que creíamos saber sobre el mundo del juego.

la utilidad de un arquetipo reconocible

El éxito de Daybreak Coming en términos de marca se debe a que sabe exactamente qué vende: un arquetipo claro, reconocible, exportable. La vigilante urbana que se mueve entre apatía y acción es un perfil que se presta a recortes virales, fan arts y teorías de comunidad. Es material fácil de serializar porque cada aparición puede condensarse en unos segundos de tensión, un eslogan breve, o una línea como “I’ll walk a little longer” que ya funciona como sello narrativo.

Más aún, la insistencia en el motivo “Daybreak” le da al canal oficial de Wuthering Waves un hilo conductor que ordena todo el contenido audiovisual. Si lo ves seguido, no es solo una colección de tráilers: es una novela visual fragmentada en episodios.

Cada amanecer lleva dentro la sombra de la noche anterior.”

del lore al joystick sin perder la coherencia

El paso de lo que ves en el tráiler a lo que juegas es suave. Lo que aquí se plantea como deuda moral y toma de decisiones, en el juego se traduce en elecciones que afectan relaciones y conflictos. No son spoilers disfrazados, sino ecos de lo que luego experimentarás como Rover: ayudar, intervenir, pagar deudas, descubrir por qué ciertas calles te resultan familiares incluso cuando no deberían.

Esto encaja con la propuesta “story-rich open world” que Kuro Games detalla en su web: un mundo por redescubrir, donde cada misión y cada encuentro tiene la capacidad de modificar tu trayectoria y la de quienes te rodean.

la mirada hacia adelante con aroma a cinta VHS

Si Kuro sigue la línea, Daybreak Coming será recordado como una de esas piezas que no envejecen porque están construidas con símbolos y no con tendencias pasajeras. La cadencia de sus cinemáticas, el uso del amanecer como faro y la coherencia entre marketing y narrativa podrían dar lugar a una serie que se coleccione como quien guarda viejas cintas VHS, con la diferencia de que aquí el rebobinado es un clic y la pantalla es 4K.

Me gusta pensar que la próxima vez que publiquen un “Daybreak”, no solo será un capítulo más: será una llave que abra otra capa del mundo, una que nos obligue a replantear quién camina a nuestro lado y por qué.

Y entonces, cuando vuelva a sonar ese “I’ll walk a little longer”, habrá que preguntarse: ¿seguimos caminando porque hay esperanza… o porque ya no queda nada más?

PROTOLINGUA cambia el futuro del aprendizaje de idiomas

¿Está PROTOLINGUA cambiando el futuro del aprendizaje de idiomas? El secreto futurista de PROTOLINGUA que nadie vio venir

Estamos en agosto de 2025 y ya no hay que cruzar océanos ni mudarse a otro país para aprender a hablar como un nativo. Hoy, basta con un móvil, unos auriculares y el deseo de abrir la boca sin miedo. El curso de idiomas online ya no es un plan de emergencia para estudiantes perezosos ni una alternativa de segunda categoría. Es, en muchos casos, la mejor opción posible. Inteligencia artificial, realidad aumentada, microlecciones de cinco minutos y tutores virtuales disponibles a cualquier hora están reescribiendo las reglas del aprendizaje lingüístico. Y lo están haciendo con una eficacia que ni los métodos tradicionales pueden igualar.

¿Está PROTOLINGUA cambiando el futuro del aprendizaje de idiomas? El secreto futurista de PROTOLINGUA que nadie vio venir
¿Está PROTOLINGUA cambiando el futuro del aprendizaje de idiomas? El secreto futurista de PROTOLINGUA que nadie vio venir

Pero lo más fascinante no es la tecnología, sino lo que hay detrás: un cambio profundo en la manera en que concebimos el lenguaje. El curso de idiomas online de hoy no se limita a enseñar vocabulario o gramática. Crea experiencias inmersivas, detecta patrones mentales, adapta contenidos en tiempo real y convierte cada error en una oportunidad. Ya no se trata de memorizar, sino de vivir el idioma desde el primer clic. ¿El resultado? Aprendizajes más rápidos, duraderos y, sobre todo, profundamente humanos. Porque la lengua, al fin y al cabo, no se aprende. Se conquista.

Protolingua es ahora el nombre que le damos —aunque aún no tenga sede oficial ni dominio punto com que la respalde— a todo un ecosistema educativo que está rompiendo con las reglas de juego tradicionales. Las antiguas “protolenguas” que reconstruían los lingüistas hoy renacen como plataformas inteligentes que modelan, predicen y enseñan idiomas con una precisión quirúrgica.

La antigua lengua del futuro ya no suena a latín

Hace tiempo, los filólogos se reunían en seminarios a debatir sobre el protoindoeuropeo y otros esqueletos lingüísticos del pasado. Hoy, los programadores y expertos en inteligencia artificial hacen lo mismo, pero con redes neuronales, modelos de lenguaje y algoritmos que corrigen tu acento británico sin necesidad de regañarte.

El crecimiento del mercado lo deja claro: pasamos de 4.200 millones de dólares en 2020 a una proyección de 27.930 millones para 2030, con una velocidad que haría palidecer a cualquier profesor de filología clásica. Pero no es solo cuestión de cifras: es una revolución silenciosa que ha puesto la educación en manos de la inteligencia artificial, de chatbots tutores que no se cansan nunca, de realidad aumentada que convierte tu salón en una taberna de Edimburgo donde el camarero virtual solo te atiende si le hablas en inglés.

«No se aprende a hablar, se entrena el cerebro para entender»

Así lo resume una frase que debería estar grabada en cada app de idiomas moderna. Porque aprender ya no es repetir. Es adaptar. Los sistemas de IA ajustan tus rutas de aprendizaje en tiempo real, observando cada error, cada acierto, cada silencio incómodo al pronunciar “th”.

El nuevo tutor no se llama Mr. Smith. Se llama algoritmo. Y está disponible 24/7, con una sonrisa que no necesita rostro. Lo mejor: evalúa tu pronunciación con un nivel de detalle que antes solo estaba al alcance de fonólogos con lupa y paciencia infinita.

¿El resultado? Una especie de entrenamiento neuronal en formato app, donde tu progreso ya no depende de cuántas veces estudies, sino de cómo lo hagas y cuándo te equivoques.

La gamificación ya no es un juego, es estrategia educativa

¿Recuerdas cuando estudiar idiomas era cosa de libros y cassettes? Olvídalo. Hoy, si una plataforma no te da medallas, vidas extra, y sonidos de victoria al acertar una frase en alemán, no estás aprendiendo de verdad. La gamificación ya no es una moda: aumenta en un 45% la implicación de los estudiantes, especialmente los más jóvenes y dispersos.

Pero la nueva estrella del espectáculo es el microaprendizaje. Un nombre elegante para algo muy simple: lecciones tan cortas que caben entre dos paradas de metro o una visita al baño. Cinco minutos al día pueden hacerte bilingüe si están bien diseñados, y eso es lo que están haciendo los genios detrás de las apps como Duolingo, pero también las nuevas startups que entienden que la atención es un recurso escaso y valioso.

Realidad aumentada para hablar en la calle sin salir de casa

El futuro ya está en tu bolsillo. Talkao y otras apps permiten apuntar con tu móvil a un cartel en chino y traducirlo al instante, pero eso es solo la punta del iceberg. Imagina ponerte unas gafas y pasear por un mercado en Marrakech sin moverte del sofá. Interactúas, preguntas, regateas… y todo eso con el respaldo de un sistema que te corrige, te guía, y te felicita con un «bravo» digital.

No es solo inmersión, es teatro virtual, es experiencia. Y funciona: el cerebro no distingue entre una conversación real y una bien simulada si está lo suficientemente bien hecha.

«Aprender un idioma ya no requiere país, solo conexión WiFi»

El boom de las startups que enseñan mejor que las universidades

En España, el fenómeno tiene nombre y apellido. Lingokids con sus 50 millones de usuarios globales y Smartick, que ha crecido un 30% solo este año, son los mejores ejemplos de una nueva generación de empresas que están ganando la carrera educativa sin pizarras ni edificios.

Más allá, BeeTools combina IA, VR y big data, mientras que Capaball crea rutas de aprendizaje a medida analizando qué necesitas antes de que lo sepas tú mismo. Es como tener a un profesor dentro del móvil que ya te conoce mejor que tu madre.

Y mientras las universidades aún discuten si poner más horas de inglés en su plan de estudios, las plataformas privadas se les adelantan y ofrecen experiencias tan personalizadas que harían llorar de envidia al mismísimo Platón.

Europa del Este habla inglés gracias a una pantalla

No es casualidad que el crecimiento más acelerado del e-learning se esté dando en países con bajo dominio del inglés. Allí, plataformas como Babbel y Preply han encontrado oro en forma de necesidad. Las tutorías en vivo, las sesiones contextualizadas y los ejercicios que simulan la vida real se han convertido en el nuevo estándar de calidad.

Y lo mejor está por venir: el 65% de las plataformas ya trabajan en automatizar la creación de contenidos, liberando tiempo a los profesores reales para enfocarse en la parte que ningún robot puede sustituir: motivar, inspirar, conectar.

El metaverso no es solo para videojuegos

La utopía educativa se llama hoy aula virtual compartida. Desde Colombia hasta Rumanía, cientos de alumnos se conectan a un mismo entorno digital donde pueden hablar, debatir, e incluso equivocarse juntos. Y todo gracias al metaverso, ese espacio que parecía ciencia ficción hace unos años y que hoy es tan real como la frustración de no saber conjugar bien los verbos irregulares.

Además, el blockchain garantiza que tus títulos, diplomas y certificados sean auténticos y verificables, sin papeleo ni esperas, sin burocracia. Solo un clic y tu currículum habla en todos los idiomas que hayas aprendido.

Pero no todo es perfecto, ni siquiera en el paraíso digital

España, ese país que tanto se enorgullece de su idioma, tiene una paradoja educativa difícil de tragar: el 40% de los niños en zonas rurales no tiene acceso estable a internet, y uno de cada cuatro hogares pobres aún no puede garantizar una conexión adecuada para las clases online.

La brecha digital no es una metáfora. Es un muro real que impide que muchos crucen el umbral del aprendizaje moderno. Como bien dice uno de los expertos citados en el análisis: “Si diseñamos plataformas solo para los que ya tienen WiFi, estamos reforzando el elitismo educativo”.

“Protolengua” digital, o cómo volver a empezar desde el origen

Al final, hay algo poético en todo esto. El término protolengua solía ser un tema de estudio para lingüistas nostálgicos del pasado. Hoy, sin embargo, es un concepto que describe el futuro mismo del lenguaje: no como algo que se hereda, sino como algo que se crea.

Porque estas nuevas herramientas no solo enseñan a hablar: enseñan a entender, a pensar, a conectar. Y como aquellas protolenguas dieron lugar al griego, al latín, al sánscrito y al inglés, quizás las plataformas como Protolingua —con o sin dominio propio— están sentando las bases de una nueva era del lenguaje humano.


“El futuro de los idiomas no es uniformidad, es adaptabilidad”

La inteligencia artificial no sustituye al profesor, lo potencia.
El aprendizaje digital no borra la cultura, la amplifica.
Y el idioma del futuro no será inglés ni chino: será el que seas capaz de comprender con libertad.

¿Estamos entonces ante una nueva torre de Babel digital? ¿O ante el inicio de una era donde todos podemos entendernos, gracias a un tutor que vive en la nube?

Tal vez la respuesta no está en la gramática, sino en el corazón de quien quiere aprender.

La IA generativa ya conquista mundos retro y futuristas en 3D

¿Está NVIDIA cambiando el futuro de los modelos 3D con IA? La IA generativa ya conquista mundos retro y futuristas en 3D

Estamos en 2025, en un mundo donde los píxeles ya no se dibujan a mano, sino que emergen de frases como “un sofá de terciopelo azul con patas doradas”. Así empieza esta historia de la IA generativa, que democratiza los mundos 3D como una vieja radio que vuelve a sonar por moda, pero conectada a Spotify. Sí, así de absurdo y fascinante a la vez.

La IA generativa ya conquista mundos retro y futuristas en 3D 12 La IA generativa ya conquista mundos retro y futuristas en 3D 13 La IA generativa ya conquista mundos retro y futuristas en 3D 14

La IA generativa, que ahora dirige orquestas de datos para esculpir mundos virtuales, ya no es un lujo reservado a estudios millonarios ni a ingenieros de Silicon Valley. Y eso me intriga. Porque en esta fiesta digital de texturas y geometrías, lo que antes era terreno de genios del modelado 3D, hoy se abre a cualquier mortal con una buena idea y una frase bien escrita. A golpe de texto, lo invisible se hace tangible. Y eso no es una metáfora.

De cómo la IA recupera la magia de lo artesanal con precisión futurista

Hace tiempo, modelar un objeto en 3D era como tallar piedra: laborioso, técnico, lento. Ahora, con herramientas como LATTE3D de NVIDIA, basta una descripción —“una lámpara art déco oxidada”— y en menos de 12 segundos tienes un archivo listo para Unity. A eso se le llama optimización RAO (Recuperación y Aumento de Activos), una especie de alquimia digital que convierte texto en forma, deseo en dato.

Lo más increíble es que estas IA no crean desde la nada: recuperan, combinan, optimizan. Como quien rebusca en un mercadillo de pulgas, pero con la lógica de un algoritmo que sabe exactamente qué combinación de patas de silla vintage y respaldo futurista necesitas para tu juego cyberpunk. Por eso me gusta hablar de esta tecnología como de una cibernética creativa: tan precisa como una máquina, tan humana como una libreta de bocetos.

“Crear ya no es solo dibujar, también es describir”.

LATTE3D, Meta y los nuevos arquitectos del ciberespacio

NVIDIA ya no solo fabrica tarjetas gráficas. Con LATTE3D, se transforma en impresora de ideas tridimensionales. Entrenada con datos de objetos reales, esta IA entiende que “una tetera retro” debe tener curvas suaves, tonos cálidos y quizá un pequeño toque de óxido. No es magia. Es ingeniería con alma.

Mientras tanto, Meta juega en otra liga. Su herramienta World Builder genera escenarios enteros en realidad virtual solo con lenguaje natural. Es como si describieras tu sueño de infancia —una isla tropical con neones rosas y robots que sirven daiquiris— y al instante pudieras caminar por ella. Así de literal.

Y no están solos. Dassault Systèmes automatiza planos industriales, Siemens mejora la simulación 3D con aprendizaje automático, y SoftServe multiplica los usos en realidad aumentada. Todos compiten en una carrera donde ganar significa acelerar el diseño, reducir el coste y devolver la creatividad a manos humanas.

“Diseñar vuelve a ser un juego, pero ahora el tablero es el universo”.

Como un vinilo bien raspado en una tornamesa digital

Sí, esto es el futuro. Pero también es un eco del pasado. Porque, irónicamente, lo que hace la IA generativa es revivir el espíritu artesanal del diseño, solo que sin el polvo en los dedos. Piensa en los primeros videojuegos pixelados, aquellos en los que cada píxel era una decisión. Hoy, las IA no dibujan con píxeles, sino con vectores, texturas, física real. Pero el alma es la misma: crear mundos propios.

Y si hablamos de comercio, la cosa se pone aún más interesante. En el e-commerce, ya se usan modelos 3D generados por IA para mostrar productos desde todos los ángulos. ¿Quieres vender una tostadora con forma de DeLorean? En minutos puedes tenerla lista para rotarla en tu web. La optimización RAO permite que los datos más relevantes se recuperen en tiempo real para crear contenido hipervisible. ¿Y qué hay más humano que eso?

Datos que cuentan una historia de futuro

Las cifras no mienten, aunque a veces parezcan sacadas de una película de ciencia ficción. Según Bloomberg Intelligence, el mercado de la IA generativa 3D llegará a 1.3 billones de dólares en 2032, con un crecimiento anual del 42%. Una bestia que no para de crecer.

Y no hablamos solo de videojuegos o metaversos. El sector inmobiliario la usa para renders rápidos. La robótica, para entrenar en mundos sintéticos antes de pisar suelo real. Los vehículos autónomos, para simular escenarios urbanos desde el sofá. Todo gracias a una tecnología que mezcla memoria digital y aprendizaje automático para crear a partir de lo ya existente.

El alma vintage de un mundo nuevo

Sí, lo sé. Hay quien teme que estas máquinas creativas nos roben el alma. Pero yo veo otra cosa: una oportunidad para recuperar la emoción de crear. Como en los 80, cuando cualquiera con un Casio podía componer una canción. Hoy, cualquiera con una frase poética puede construir un templo griego para su videojuego indie. Eso no es pérdida. Eso es arte.

Y lo retro no ha muerto. Solo se ha digitalizado. Como bien analiza 3DNatives, estas tecnologías parten de bases reales, muchas veces vintage: objetos comunes, estructuras pasadas, texturas del siglo XX. Lo nuevo se apoya en lo viejo. Siempre ha sido así.

“Lo futurista no borra el pasado, lo amplifica”

“Del dicho al diseño hay solo un prompt de distancia”

El 3D ya no es un lujo. Es una herramienta de libertad

Y ahí es donde esto se pone verdaderamente hermoso. Porque al democratizar la creación 3D, la IA no solo impulsa a grandes corporaciones, también le da alas al pequeño creador. Al artista que no sabe programar pero tiene una historia que contar. A la diseñadora sin presupuesto que sueña con un desfile virtual.

Desde SoftServe hasta CapCut, pasando por herramientas como Gemini o GPT-4o, todos apuntan hacia un futuro donde las ideas vuelan más rápido que las manos. Y eso, amigos, es una rareza hermosa.

¿Y ahora qué?

¿Veremos pronto películas generadas completamente desde prompts? ¿Jardines virtuales diseñados por niños? ¿Esculturas digitales que evolucionan según la hora del día? La puerta está abierta. Solo falta cruzarla.

Y tú, ¿ya sabes qué vas a crear?

El marketing no volverá a ser igual tras la escucha con IA

¿La ESCUCHA CON IA está reescribiendo el futuro del marketing digital? El marketing no volverá a ser igual tras la escucha con IA

Estamos en agosto de 2025, en el vértigo incesante de las redes sociales donde cada segundo se lanzan más de 6.000 tuits, se suben 1.000 imágenes a Instagram y se reproducen millones de vídeos en TikTok. En medio de este torrente de datos, la escucha con IA irrumpe como una criatura que no solo oye, sino que entiende. Y lo hace con una precisión que roza lo escalofriante. 😮

Hace tiempo, todo se reducía a contar menciones, rastrear hashtags y sumar likes. Era una especie de censo digital del entusiasmo. Pero esa era ya ha muerto, aunque muchos aún no lo sepan. La escucha con IA no se limita a recolectar palabras; disecciona el alma de cada frase. Interpreta intenciones, desenmascara emociones ocultas y percibe matices culturales que harían sonrojar a más de un sociólogo. Lo que antes era un batiburrillo de ruido, ahora se convierte en un mapa emocional en tiempo real.

Cuando las marcas comienzan a escuchar de verdad

La gran diferencia no está en qué se dice, sino en por qué se dice. Y eso lo cambia todo.

El marketing digital ha dejado de ser reactivo para transformarse en un organismo casi viviente, que respira al ritmo de la conversación global. Si un cliente frustrado lanza una queja disfrazada de sarcasmo, la IA lo detecta. Si un influencer menciona tu marca con tono ambiguo, no se limita a archivarlo: lo interpreta, lo pondera, y si hace falta, lanza una alerta. El algoritmo se ha vuelto perspicaz, casi impertinente. Y eso es exactamente lo que necesitábamos.

Porque sí, llevamos años con herramientas de monitorización que pretenden ayudarnos a entender al consumidor. Pero eran torpes. Como si enviáramos a un contable a descifrar poesía. Hoy, en cambio, la escucha con IA pone en juego aprendizaje automático, análisis semántico y hasta contextualización cultural. Puede distinguir un meme irónico de una crítica feroz. Puede ver una tormenta emocional antes de que aparezcan las nubes.

“La IA no solo escucha. La IA comprende. Y eso es una bomba.”

Las emociones ya no se esconden

Fabian Simon, director general de Synatix, lo resume sin rodeos: sus sistemas no solo leen las redes, las viven. Ajustan campañas al segundo, optimizan anuncios como un jugador de ajedrez afilando la estrategia jugada a jugada. Ya no se trata de “analizar resultados”, sino de adelantarse a ellos. De prever las curvas antes de que el coche derrape.

Y si pensabas que esto era solo útil para saber si un producto gusta o no, prepárate. Porque la escucha con IA ha extendido su radar hasta territorios insospechados. Hoy, una marca puede saber cuántas veces la mencionan los sistemas de IA: desde asistentes virtuales hasta motores de recomendación. ¿Te habla Alexa? ¿Te sugiere Siri? ¿Te nombra ChatGPT? Bienvenido a una nueva métrica que nadie había previsto: la visibilidad dentro de la IA.

Rainer Brosy, de Sunset Digital, lo plantea sin rodeos: cada vez más empresas quieren saber qué lugar ocupan en el imaginario de las máquinas. Y eso no es metafórico. Es literal.

“Si no existes en el cerebro de la IA, no existes del todo.”

El alma del consumidor al desnudo

Rastrear la emoción humana es un viejo anhelo del marketing, pero ahora está más cerca que nunca de cumplirse. Las trayectorias emocionales, ese vaivén entre el amor y el enfado, entre la fidelidad y el boicot silencioso, pueden mapearse. Visualizarse. Anticiparse.

Un tuit con doble sentido. Un meme que se viraliza en un nicho. Un comentario irónico en Reddit. Todo eso, antes ignorado, ahora se convierte en materia prima para construir o demoler estrategias. La escucha con IA no solo identifica un problema: sugiere una solución. Y si no lo hace, es porque ya la está implementando en segundo plano.

Pero atención: esto no es magia. Es tecnología con dientes. Porque donde hay poder, hay riesgo. Y aquí entra el gran dilema del presente.

La delgada línea entre la inteligencia y la intromisión

Christopher Runge, de BetterTrust, lo advierte sin rodeos: la confianza se evapora más rápido que un escándalo en TikTok. Si la IA se convierte en una oreja gigantesca sin filtros éticos, el castillo de naipes puede venirse abajo. Gobernanza de datos, transparencia, límites. Todo eso empieza a ser urgente.

No se trata de frenar el avance, sino de guiarlo. Porque la escucha con IA puede convertirse en un aliado majestuoso… o en un espía sin alma. Y lo cierto es que nadie quiere que lo espíen mientras se queja de su nuevo proveedor de internet o de la pizza sin queso que llegó a casa.

“La línea entre servicio y vigilancia nunca ha sido tan delgada.”

Del consumidor al algoritmo: una relación sin máscaras

Si algo revela esta nueva era es que la frontera entre consumidor y dato ha desaparecido. Somos lo que decimos, pero también lo que sentimos al decirlo. Y las máquinas lo saben. Quizás por eso el marketing ya no se enfoca solo en captar atención, sino en construir relaciones emocionales con algoritmos de por medio.

Incluso los contenidos empiezan a mutar. Ya no basta con producir vídeos virales o campañas “impactantes”. Ahora hay que diseñar interacciones que emocionen al algoritmo, que lo estimulen, que le susurren lo que quiere oír para que nos recomiende, nos exponga, nos multiplique.

Y mientras todo eso ocurre, en los despachos del marketing se libra una batalla silenciosa: ¿estamos cediendo demasiado al juicio de las máquinas? ¿O simplemente estamos aprendiendo a hablar su idioma?

La IA como espejo emocional de la sociedad

En tiempos donde la incertidumbre económica empuja a las marcas a hacer más con menos, la publicidad impulsada por IA aparece como tabla de salvación. Bart Spiegel, de PwC, lo dice sin titubeos: si el consumidor tiene menos recursos, la publicidad puede actuar como subsidio indirecto. Una forma elegante de decir que los anuncios seguirán pagándolo todo. Solo que ahora serán más listos, más rápidos y, sí, mucho más personales.

El marketing no volverá a ser igual tras la escucha con IA 15

Lo que empezó como una herramienta para medir menciones, se ha convertido en una ventana al alma colectiva.

La escucha con IA no solo interpreta al consumidor, lo redefine.

“Si una marca quiere sobrevivir, debe aprender a escuchar con oídos artificiales.”

“Más vale perder un cliente que perder la credibilidad.” (Refrán del viejo comercio)

“Cuando cambias la forma de mirar las cosas, las cosas que miras cambian.” — Wayne Dyer

¿Está tu marca dentro del radar de las inteligencias artificiales?

¿Qué pasa si las máquinas ya no te nombran?

¿Estamos asistiendo al fin del marketing emocional humano?

¿O es este el inicio de una nueva forma de amor digital?

La escucha con IA no es el futuro. Es el presente con esteroides. Y la verdadera pregunta es: ¿estamos preparados para que las máquinas no solo escuchen lo que decimos, sino lo que sentimos?

¿Es el XPENG P7 el coche más futurista jamás fabricado?

¿Es el XPENG P7 el coche más futurista jamás fabricado? XPENG P7 convierte el sueño cyberpunk en una realidad tangible

Estamos en verano de 2025, en China, y algo brutal acaba de irrumpir en el tablero de ajedrez de la automoción. El XPENG P7 no es solo un sedán eléctrico. Es una criatura tecnológica que parece haber sido diseñada por un ingeniero loco tras una maratón de Blade Runner, Akira y alguna lectura excesiva de William Gibson. 😮‍💨

XPENG P7 no solo suena a nombre de androide con emociones reprimidas, sino que encarna, como ningún otro, esa fantasía de diseño cyberpunk que durante décadas hemos amado en los videojuegos, en el cine, en los cómics… pero que nunca habíamos visto rugir en una autopista real. Hasta ahora.

«No es un coche. Es una cápsula del tiempo que avanza»

Y no, no exagero. Porque lo he visto. Lo he tocado. Y cuando su firma lumínica LED se activa en silencio, cuando su silueta de coupé afilado se funde con el horizonte como si estuviera escapando del mañana, uno entiende que no estamos ante una simple innovación… sino ante una mutación total del automóvil.

El P7 no quiere parecer moderno. Quiere parecer del futuro. Y lo consigue. Con creces.

El cerebro que vino del mañana se llama Turing

El chip Turing, desarrollado internamente por XPENG, es el verdadero truco de magia bajo la carrocería. Un procesador de inteligencia artificial con 40 núcleos, capaz de ejecutar modelos de IA con 30.000 millones de parámetros, alojados localmente, sin depender de la nube. Es una barbaridad.

Para que lo entendamos: el chip Turing equivale a tres Nvidia Orin X. O, si lo prefieres más apocalíptico, es más potente que los sistemas de conducción autónoma que llevan Tesla o Lucid en sus buques insignia.

¿Es el XPENG P7 el coche más futurista jamás fabricado? 16

El resultado: 700 TOPS de potencia de cálculo que no solo gestionan la conducción autónoma. También controlan el infoentretenimiento, los sensores, el climatizador, el sistema de audio, la detección facial, la supervisión del entorno… todo. Como si HAL 9000 se hubiese metido en el salpicadero, pero sin ganas de sabotearte la misión.

Y todo con la ayuda de dos procesadores de imagen (ISP) que convierten la noche en día, la niebla en definición 4K y el caos urbano en tranquilidad algorítmica. Si el coche es un cuerpo, el Turing es su alma eléctrica.

«No te lleva. Te conduce como si supiera quién eres»

El diseño cyberpunk ha escapado del laboratorio

Olvídate de los sedanes que parecen clones sin alma. El XPENG P7, diseñado por Rafik Ferrag, es puro deseo mecánico con alma de sintetizador analógico. Su estética está sacada directamente de una película distópica que nunca se filmó pero que todos soñamos.

Frontal continuo LED, faros verticales, spoiler trasero activo y un perfil bajo que casi roza la arrogancia. Un coche que no pide permiso, que no imita a nadie, que ha venido a quedarse en un mundo donde la estética había sido secuestrada por el aburrimiento y el minimalismo funcionalista.

¿El resultado? Un objeto de deseo que no se oculta. Que no quiere parecer ecológico ni responsable. Quiere parecer letal y fascinante, como una pantera de neón en la noche.

No es el más potente. Es el más equilibrado

Y aquí es donde el XPENG P7 gana la partida. Porque no presume de ser el más rápido como el Lucid Air Dream Edition, ni el de mayor autonomía como el NIO ET5, ni el que tiene más infraestructura como Tesla. Lo que ofrece es un punto dulce, casi imposible de lograr, entre diseño radical, autonomía sólida, tecnología propia y precio accesible.

Con 820 km de autonomía, hasta 473 CV, y un precio que ronda los 42.000 euros, este sedán es como una obra de arte futurista… que puedes aparcar en tu garaje. O en una cueva de hacker, si lo prefieres.

Mientras Tesla se vuelve predecible, NIO sueña con cambiar el mundo y Lucid sigue siendo solo para millonarios de Silicon Valley, XPENG se planta en la línea media con la mejor combinación posible: potencia razonable, diseño brutal, chip exclusivo y espíritu de ciencia ficción.

Los alquimistas de la batería se llaman CATL y BYD

Si el Turing es el cerebro, CATL y BYD son el corazón del P7 y del resto de bestias eléctricas chinas. Lo que estas empresas están haciendo en 2025 roza lo delirante.

CATL, con su batería Shenxing de segunda generación, te permite cargar 520 kilómetros en cinco minutos. Lee eso otra vez. Cinco minutos. Eso no es carga rápida. Es brujería industrial.

BYD, por su parte, prueba baterías de estado sólido con 1.500 km de autonomía y cargas al 80% en doce minutos. Esto ya no es futuro. Es un despliegue de fuerza que deja a Europa mirando desde la grada.

Y como si fuera poco, CATL ha sacado de la manga la Naxtra, una batería de iones de sodio que funciona a -40°C, mantiene el 90% de potencia y promete ser el nuevo estándar económico cuando el litio empiece a escasear.

El santo grial: estado sólido o el sueño que se resiste

¿Recuerdas ese rumor persistente de que las baterías de estado sólido iban a llegar y borrar del mapa a las actuales? Bueno, Toyota y Mercedes-Benz están en ello. Hyundai dice que las suyas destruirán a Tesla. Y el EQS ya circula con esta tecnología en modo pruebas.

Pero el propio CEO de CATL, Robin Zeng, nos recuerda algo con una mueca fría: aún falta. El estado sólido es demasiado inestable, caro, difícil de fabricar. ¿Promete? Sí. ¿Está listo? No tanto.

Mientras tanto, los chinos hacen lo que mejor saben: optimizar lo que ya funciona, cargar en cinco minutos, y seguir ganando terreno. A veces, el camino más brillante no es el más revolucionario… es el más directo.

https://www.youtube.com/watch?v=QMJSErtIzH8

Rafik Ferrag, el artista del mañana

El francés Rafik Ferrag, diseñador jefe de XPENG desde 2017, no crea coches. Crea ficciones rodantes. El nuevo P7 es su manifiesto visual. Viene de Peugeot y Honda, pero lo que ha hecho en XPENG es puro arte digital con ruedas.

Él lo dice claro: “Este coche es nuestro sueño, refinado a través de innumerables iteraciones”. No hay palabras vacías ahí. Porque el diseño del P7 no simula el futuro, lo encarna con honestidad brutal.

Ferrag entiende que el diseño es emoción, no función. Por eso el XPENG P7 es tan adictivo a la vista como una consola arcade abandonada en una estación espacial.

“El futuro ya no se imagina. Se diseña”

Y ahora, ¿hacia dónde vamos?

La tendencia está clara. En 2025, el coche ya no es solo transporte. Es tecnología pura, experiencia emocional, objeto artístico y extensión digital del ser humano.

Conducción autónoma nivel 3, conectividad 5G, sistemas ADAS obligatorios en la UE, habitáculos inteligentes con pantallas expansivas, asientos giratorios, volantes que desaparecen, y sensores que sienten por ti. El automóvil se convierte en algo más cercano a una nave personal que a un medio de transporte.

Y sí, todo esto con estética cyberpunk, alma de sintetizador, y diseño que haría llorar de emoción a Ridley Scott.

“Ya no soñamos con el futuro. Lo conducimos”

Final sin punto final

¿Y si el XPENG P7 no es solo un coche? ¿Y si es el aviso silencioso de que los gigantes dormidos del diseño y la tecnología han despertado? ¿Estamos ante el amanecer de una nueva era estética donde el futuro ya no se anticipa, sino se conduce?

Yo no lo sé. Pero lo que sí sé es que, al menos por ahora, el futuro tiene nombre, forma y chip propio. Y se llama XPENG P7.

Puedes explorar todos los detalles del nuevo XPENG P7 y su chip Turing aquí
Más sobre el diseño de Rafik Ferrag y su filosofía futurista, en esta fuente exclusiva
La comparativa completa con el Tesla Model 3, NIO ET5 y Lucid Air Dream Edition puedes verla aquí
Y los avances de CATL en baterías ultrarrápidas, no te los pierdas aquí


“El futuro ya está aquí, simplemente no está bien repartido”
— William Gibson. Pero XPENG lo está corrigiendo.

¿GADGETS RETRO o futuro embotellado en circuitos?

¿GADGETS RETRO o futuro embotellado en circuitos? GADGETS RETRO que incendian la nostalgia cotidiana

Estamos en julio de 2025, con el sol derritiendo asfaltos y GADGETS RETRO reluciendo como caramelos de feria en cada escaparate digital. Me deslizo por la pantalla del móvil —ése que cambio con la misma frecuencia con la que antes rebobinaba una cinta— y me encuentro ante la vieja-nueva promesa: mirar atrás para saltar más lejos. GADGETS RETRO, repito en voz baja, dejándome embrujar por su candor analógico y su descaro futurista. La curiosidad me muerde; no me suelto.

cuando la muñeca dicta carácter retrofuturo

Al respirar hondo, siento la correa gomosa del Retro-Future Wrist Tech rascarme la piel, y me acuerdo de aquel Casio ochentero que cronometraba partidos de barrio y primeros amores. El bisel plástico exhibe tornillos como cicatrices heroicas; la pantalla monocroma destella píxeles gigantes, tan cuadrados que casi puedo contarles las esquinas. Pero bajo esa máscara industrial late un smartwatch que cuenta pasos, mensajes y sueños, todo sin pedir perdón por su pinta de abuelo musculoso. Se diría que la pulsera palpita, que los tornillos susurran historias de ferretería y humanidad a partes iguales. LinkedIn

“La nostalgia no se vende, se contagia.”

Cierro los ojos y veo a mi yo infantil imaginando robots. Hoy la fantasía cabe en la muñeca, presume de vigilar mi pulso y me recuerda, cada mañana, que el progreso nunca ha sabido vestirse tan bien.

la transparencia que se escucha y se confiesa

Niño que fui, colgada al cinto llevaba una petaca azul que tragaba cintas. Adulto que soy, mis dedos rozan ahora el Walkman transparente y la carcasa me deja ver el esqueleto, engranajes al desnudo como un reloj suizo desvergonzado. Los botones táctiles conviven con una interfaz digital que canta bits donde antes crujían cabezales. Me quedo hipnotizado viendo girar una cinta fantasma; no hay casete dentro, pero la memoria reproduce aquel chasquido de play, ese clic que era comienzo de aventura. Entre reflejos, sospecho que la propia carcasa me observa: si la miro, me devuelve mis propias ansias de eternidad en plástico cristalino. Concept Phones

siete trucos en la misma onda nostálgica

Suelto un suspiro y la radio me responde. Sí, hablo de la Radio RetroWave 7-en-1, una cajita con dial táctil de estética nipona que guiña a los transistores de mi abuelo mientras atrapa Bluetooth como si tal cosa. Cuando las nubes gruñen, su panel solar se da un banquete de luz, y si la tormenta corta la corriente, su linterna me guía, su banco de energía reanima mi móvil moribundo y su SOS taladra el silencio. En días tranquilos, sintonizo estaciones lejanas y me convenzo de que aún hay voces humanas flotando en el éter. En días severos, la llevo al monte: da igual que falte cobertura, ella guarda una conversación primitiva con el cielo. Yanko Design Select

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“Quien no escucha el chisporroteo del pasado se queda sordo al mañana.”

el píxel mascota que ahora filma secretos

Hace tiempo una pantalla de 32 × 32 puntos me pedía alimentar a un monstruo que cabía en un huevo. Hoy ese huevo regresa bajo el alias TamagoniHAI y graba vídeo escondido donde antes vivía un pollito electrónico. Lo cuelgo de la mochila y, sin que nadie repare, se queda con los instantes que después monto en un collage de carcajadas y tropiezos. Dicen que es una minicámara oculta; yo prefiero pensar en un confidente portátil, tan indiscreto como un gato en celo. Cada vez que el LED parpadea imagino a mis viejos cuidando aquel tamagotchi resucitado, solo que ahora el animalito se alimenta de escenas reales en lugar de bits monocromos. yankodesign.com

“La verdad espera. Solo la mentira tiene prisa.” (Proverbio tradicional)

susurros de otro planeta incrustados en un oído

La cronología emocional avanza y desemboca en la cavidad auricular con los Moondrop Ultrasonic, auriculares que mezclan carcasa transparente —por si quiero contemplar el latido electrónico— con una tecnología híbrida que firma agudos más afilados que las flechas de Cupido. Me hablan de LDAC, de ANC, de 55 ms para no perder headshot en ese videojuego donde todavía hago el ridículo. Yo los escucho describir galaxias y casi siento el vacío marciano lamiéndome las suelas. Cuando apago la música, el silencio pesa tanto como un telón de teatro cerrándose; cuando la enciendo, los graves levantan polvo cósmico. yankodesign.com

“Lo que fue juego ayer hoy es arma secreta.”

El tiempo no arruga los recuerdos, los perfuma. (Dicho popular)

gadgets retro, instinto de futuro

Me pregunto qué hilo invisible amarra estos cinco artefactos a mi presente. Acaso sea la simple fuerza de la memoria, ese tendón que no admite bisturí. El reloj me promete orden, la radio protección, el walkman sinceridad visual, la minicámara travesura y los auriculares escape. Todo junto configura un altar a la libertad cotidiana: mínima pero explosiva.

Cuando paseo con la radio colgada al hombro, un desconocido sonríe; cuando alzo el brazalete, la camarera comenta “¡qué vintage!”; cuando la música brota de Moondrop, un niño pregunta de dónde sale tanto brillo. Yo asiento con cierta vanidad. Y acto seguido recuerdo la paradoja: perseguimos el porvenir cabalgando reliquias, como si solo a través de sus grietas cupiera la luz del mañana.

Si cierro el puño, ¿puedo atrapar el tick-tack plástico del Wrist Tech? Si abro la mano, ¿escapan las cintas imaginarias del Walkman? Hay días en que el dial de la RetroWave enmudece de repente —¿fallo ? No, la nube solar tapó su panel y me guiña un “gírame la manivela”. Otros días la TamagoniHAI se enciende sola en la mochila y registra mis pasos como si fuese un espía emocional. Y cuando la noche aprieta, las luces RGB de los Moondrop laten en la oscuridad, recordándome que hasta el silencio posee frecuencia.

“Un buen retro nunca se jubila, se reinventa.”

retazos de humanidad disfrazados de chip

Me pregunto, mientras escribo, si estas piezas me eligen a mí o al revés. El humanismo radica en esas tuercas visibles, esos cables enseñando barriga. Ya lo advertía aquel artesano de los ochenta: “No escondas el mecanismo, presume de él”. Y aquí estamos, exhibiendo tripas electrónicas como trofeos, desafiando la asepsia lustrosa que imperó durante décadas en el diseño minimalista.

Cuento anécdotas: la primera vez que alguien me pidió que rebobinara Spotify con un lápiz; el turista que no entendía por qué mi smartwatch no era liso como un espejo; la señora que, al ver la radio con placa solar, recordó las pilas gordas que se calentaban al sol del patio; el crío que confundió mi TamagoniHAI con un huevo Kinder. Entre risas y confusiones se cruza una certeza: las máquinas solo cobran sentido cuando se dejan contaminar por la piel humana.

Yankee Design, la vitrina virtual donde descubrí estas maravillas, parece conspirar con nosotros: cuida la estética como un guionista obsesionado con el decorado, pero mete bajo el capó suficientes vatios para que los puristas tecnológicos bajen la guardia. yankodesign.com

ecos de ayer brillando en un mañana sin fecha

Bajo el cascarón de cada dispositivo late un deseo tan antiguo como las hogueras: contar historias. El reloj narra rutinas; el Walkman confiesa amores secretos; la radio predica resiliencia; la microcámara colecciona carcajadas; los auriculares prometen viajes interestelares sin mover un pie.

¿Hasta cuándo durará este idilio con lo vintage? Quizá hasta que el plástico amarillee; quizá para siempre, porque la nostalgia —como la madera bien curtida— solo mejora con la intemperie. Mientras tanto, los busco en cada esquina del escritorio y descubro que el presente histórico, ese tiempo verbal que uso para contarte todo esto, es perfecto para describirlos: porque suceden ahora, pero huelen a hace tiempo y sueñan con lo que vendrá.

un interrogante abierto en latas de cromo y bits

Cierro el portátil y las luces LED del Wrist Tech me marcan otro paso. La noche avanza. Me quedo a solas con una pregunta zumbando como aguja en vinilo: si estas piezas del ayer mejorado ya son parte de mi rutina, ¿qué invento de hoy se convertirá mañana en reliquia candente?

Tal vez, mientras lo averiguamos, convenga blindar la memoria: afinar los oídos, aceitar el dial, cargar la minicámara, pulir la carcasa transparente y ajustar la correa. Porque el futuro —lo sé cuando acaricio estos cacharros— seguirá oliendo a cinta magnética recién desenrollada, a tornillo de latón recién apretado, a chisporroteo de sintonía encontrada en mitad de la oscuridad. ¿No es esa, al fin y al cabo, la verdadera eternidad portátil?

¿PERFILES murmura un eco futuro?

¿PERFILES murmura un eco futuro? PERFILES incendia la memoria analógica

PERFILES se alza un 30 de julio de 2025 en Madrid 😉, y yo contengo la respiración como quien descubre que el cielo nocturno sigue guardando polvo de cometa a pesar de los satélites. PERFILES —sí, la fotografía que Ramón Zabala cocinó en 2016— vuelve a cruzarse en mi camino como una carta que llega años tarde pero cuyo mensaje arde con idéntico fuego.

Me pego al visor mental y veo la escena: varias siluetas enfrentadas al abismo digital, perfiles repetidos como estampas de un mismo yo que se multiplica. El claroscuro, esa vieja arma de Caravaggio, se trenza con el píxel más terco. Y comprendo de golpe por qué tantos curadores siguen llamándola “ejercicio de ingeniería visual” mientras ladean la cabeza, fascinados.

“El futuro se disfraza de recuerdo granulado”
“Nada envejece tan rápido como la inmediatez”

El latido retro de PERFILES

Hace tiempo —cuando los filtros de Instagram aún olían a novedad— Zabala improvisa un laboratorio nómada entre Nueva York y Berlín. En la Gran Manzana descubre que la penumbra de los rascacielos no es más que luz cansada de correr; allí aprende el claroscuro urbano y decide contar sus historias en escala de grises. Lo confiesa en una entrevista sin pudor: “Nueva York me enseñó a dejar que las calles me guiñaran el ojo”. De aquel viaje inaugural de 2010 brota la fiebre por el ángulo imposible y el hormigón sentimental que todavía empapa sus tomas.

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Origen: ¿Por Qué “Perfiles” De Ramón Zabala Sigue Dictando Tendencia Visual? – ZURIRED NEWS

Luz y grano en el futuro artesanal

La técnica híbrida de PERFILES nace de un coqueteo con la alquimia. Captura digital, revelado sobre papel baritado, transferencia a lienzo mediante impresión inkjet y, por último, barniz para que la textura rugosa acaricie la pupila. Cada capa tarda más que la anterior, cada error se celebra como un susurro de la naturaleza que se cuela entre códigos binarios. Se diría que el artista discute con la obsolescencia programada en una partida de ajedrez lenta, pieza contra byte.

Ese tempo pausado bebe de la corriente slow media que algunos tachan de anacrónica pero que sigue ganando adeptos entre quienes creen que las prisas arrugan el alma. En su artículo para Zurired —este análisis en Zurired— un crítico lo resume con tino: “Aquí la velocidad importa tanto como el aroma en una foto en blanco y negro”.

“La verdad espera. Solo la mentira tiene prisa.” (Proverbio tradicional)

PERFILES y la geometría del yo múltiple

Observo la imagen otra vez y la serialidad me pica la piel: perfiles idénticos, alineados, como clones que aguardan su turno en la pasarela de datos. ¿Acaso no somos eso en la red, máscaras que giran sobre sí mismas esperando un like azaroso? Zabala intuye en 2016 la jaula de espejos donde hoy vivimos: cada avatar afirma ser nosotros y, al mismo tiempo, se burla de nuestra ingenuidad.

No es casual que el artista fuera fotógrafo de rodaje en Anon, el thriller de Andrew Niccol que disecciona sociedades sin anonimato. Entre tomas y claquetas, Zabala aprende a mirar a través del implante ocular de los personajes y traduce esa vigilancia sofocante en el filo de luz que recorta los rostros de PERFILES. Aquella experiencia, narrada con detalle en su cuaderno de notas, se convierte en brújula conceptual.

Arte lento, mercado veloz

2016, año bisagra: las subastas se moderan tras los récords de 2015 y las plataformas digitales aroman el aire de promesas. El comercio de piezas online crece un quince por ciento y ya araña el ocho del mercado global. Mientras las ferias como ARCO apuestan por esculturas titánicas y lienzos ciclópeos, Zabala planta su obra en un territorio anfibio: físicamente monumental por su soporte, digital por su ADN.

En ArteInformado —esa enciclopedia iberoamericana que muchos llaman el archivo de nuestra humanidad visual— la pieza circula como moneda curiosa entre galerías y coleccionistas. Basta deslizar el dedo para que el lienzo aparezca en la pantalla, pero quien quiera poseer la textura real deberá esperar los tiempos de taller. Esa ambivalencia hace cosquillas a un mercado hambriento de experiencias tangibles en un siglo que parece aborrecer el polvo.

“Entre el clac del obturador y el zumbido del servidor cabe toda una biografía”

Entre NFT y lienzo, la herencia de PERFILES

Cuatro años después, el universo de los NFT explota y los fotógrafos descubren que su obra también puede acuñarse como tótem criptográfico. El salto resulta natural: Zabala ya soñaba con tokenizar PERFILES para garantizar su autenticidad y seguir el rastro de cada venta. Lo cuentan en Observatorio Blockchain —fotografía NFT—, y la comunidad aplaude la ironía de que una imagen que denuncia la multiplicación pierda la cuenta de sus propios duplicados.

La idea se expande con la realidad aumentada: escaneas el lienzo y los perfiles cobran vida, te susurran historias, bailan un vals de píxeles. Las galerías prueban las primeras instalaciones AR, y los visitantes, móviles en alto, juegan a ser demiurgos. Curioso: la obra que reclamaba lentitud termina convertida en pasarela interactiva donde cada espectador puede remezclar la escena. Sin embargo, la esencia permanece intacta, igual que una partitura que resiste los arreglos.

Hacia 2030: PERFILES y las visiones por venir

Pienso en la fotografía española y veo un río que desemboca aquí. De Man Ray a Joan Colom, de Cristina García Rodero a esta generación posdigital que mezcla emulsiones antiguas con algoritmos frescos. PERFILES actúa como bisagra porque recuerda que la técnica sin intuición es fuegos artificiales; pero la intuición sin oficio se evapora. En ese punto medio, Zabala erige un puente que otros pisan sin pedir permiso.

Los informes de mercado —esos oráculos que a menudo se equivocan con solemnidad— certifican que la demanda de fotografía nacional no deja de engordar. Y, sin embargo, la mayor virtud de la obra es su terquedad atemporal. Hoy el mercado idolatra los NFT; mañana quizá regrese al daguerrotipo. PERFILES sonríe: en ambas orillas se siente en casa.

“Quien corre solo persigue su sombra.” (Refrán castellano)

Eco final, enigma abierto

Permitidme un último giro: cuando todo el planeta compite por lanzar la imagen más brillante, este fotógrafo madrileño clava el freno y pregunta cuánto pesa cada segundo. Yo, que vivo rodeado de pantallas, agradezco el silencio espeso con que PERFILES me obliga a mirar. La textura barnizada habla de paciencia; la repetición de rostros recuerda que ni siquiera somos uno cuando creemos ser únicos.

Cierro los ojos y me llega el murmullo de esa vieja pregunta de Zabala: ¿Cuántos perfiles caben en uno solo? La respondo con otra, como dicta la buena tradición de las crónicas que quieren seguir palpitando:
¿Y si el próximo paso no es elegir entre mundo físico o digital, sino aceptar que ambos laten en el mismo pecho?

¿Está muriendo la WEB como la conocíamos?

¿Está muriendo la WEB como la conocíamos? La nostalgia digital no puede salvar la caída de la WEB

Estamos en julio de 2025, en algún punto intermedio entre el zumbido de las superapps y el eco de Geocities. La WEB, aquella galaxia abierta de enlaces azules, gifs absurdos y foros eternos, se nos escapa entre los dedos mientras miramos fijamente pantallas que ya no nos piden que naveguemos, sino que obedezcamos. Sí, la web está perdiendo protagonismo, y no, la culpa no es solo de ChatGPT ni de la IA que responde sin preguntar. La verdadera historia es más turbia, más humana, más absurda.

“Cada clic es ahora una decisión existencial”

Hace no tanto, uno se sentaba frente al ordenador y se perdía. Era hermoso. Era libre. Hoy, cada vez que abro el navegador, siento que algo se ha roto. Como si entrar a la web fuera un gesto de resistencia vintage, como poner un vinilo o escribir una carta a mano. Es que estamos online menos tiempo que antes, pero más cansados que nunca. Los datos son claros: la jornada digital media bajó a seis horas y treinta y seis minutos diarios, casi una hora menos que en 2021. Y no, no se debe a una repentina revelación mística sobre el tiempo o la vida, sino a algo más molesto: fatiga.

Y no cualquier fatiga. Hablo de una resaca tecnológica, de ese momento en que miras el móvil y piensas: “¿Otra notificación? ¿Otra campaña de email? ¿Otro maldito pop-up de cookies?”. Según los estudios, una de cada cinco personas hace pausas digitales deliberadas. Y no son esas pausas místicas de monje zen. Son más bien exilios digitales desesperados. Es gente cerrando sus cuentas de correo porque ya no pueden más. Gente como tú. Como yo.

“Antes navegábamos. Ahora simplemente flotamos entre algoritmos”

La web, como concepto, ha sido secuestrada por respuestas que no necesitan clics. ¿Para qué entrar a una página si Google ya te da el resumen? ¿Para qué visitar un blog si ChatGPT te contesta al instante, sin molestar? El Click Through Rate del primer resultado cayó del 28% al 19% después de los nuevos “AI Overviews”. Las búsquedas se han convertido en un juego de espejos: preguntas algo y recibes una cápsula perfecta, sin alma, sin enlaces, sin historia.

Y mientras tanto, ChatGPT acumula más de 3.000 millones de visitas mensuales. No se trata solo de un boom, sino de un cambio de hábito. Lo que antes era una búsqueda en Google, ahora es una charla con un modelo de lenguaje. Es más rápido, sí. Más cómodo. Pero también más… ¿desolador?

Porque la conversación ya no es contigo. Es con un sistema que te anticipa, te resume, te simplifica. Y en ese proceso, algo se pierde: la serendipia digital, esa magia de perderse y descubrir.

“De Facebook a TikTok, de enlaces a hashtags”

Facebook ya no es el mismo. No te lo digo como abuelo nostálgico, sino como testigo de su lento y doloroso abandono. El tráfico a medios desde la plataforma se ha desplomado un 60%. Meta ya no quiere ser la ventana al mundo informativo; quiere ser la televisión de bolsillo, un circo de vídeo corto y filtros animados. Los editores de noticias ya no tienen sitio en ese banquete visual.

Pero el verdadero golpe viene desde las nuevas generaciones. Entre los jóvenes de 16 a 34 años, el 48% ya busca antes en TikTok o Instagram que en Google. Así es: el buscador más poderoso del mundo está siendo reemplazado por una red de bailes y tutoriales. Ya no se escribe “www.loquesea.com”, ahora se escribe “#loquesea” y se espera una coreografía explicativa. El hashtag sustituye al dominio, y eso cambia todo.

No se trata de estética. Es una transformación total del mapa digital. Pasamos de navegar a consumir. De buscar a recibir. De elegir a deslizar.

La web cerrada, el fin del viaje

Y si creías que aún quedaba algo de esa web abierta que tanto amábamos… lo siento. El 90% del tiempo en dispositivos móviles ya ocurre dentro de apps. Todo está encapsulado, encerrado, calculado. Spotify, Instagram, WhatsApp. Superapps que no quieren que te vayas. Que te lo dan todo, pero te quitan el paseo.

La experiencia clásica de navegación —entrar, saltar de enlace en enlace, perderse durante horas— ha sido arrinconada por interfaces suaves, algoritmos predictivos y burbujas de contenido a medida. Uno no navega más. Uno flota. Uno consume. Y la web, esa vieja señora de espíritu libre, observa desde la ventana, como una biblioteca abandonada.

Y como si fuera poco, los técnicos también atacan

Los bloqueadores de cookies, las consent-walls, las actualizaciones de Google que purgan contenido artificial… Todo suma al desmoronamiento. La medición de audiencias se vuelve opaca. Las páginas ya no saben quién entra, ni cuánto tiempo se queda. El contenido “de relleno” desaparece, y solo sobreviven los textos con sustancia, los que aportan algo más que palabras vacías.

Es un cambio técnico, sí. Pero también un grito de auxilio: o le das algo real al usuario, o desaparecerás del índice. No basta con llenar tu web de frases SEO. Hoy, hay que escribir con intención. Con alma. Con voz.

Cambios demográficos, hábitos al revés

Hace poco me topé con un dato curioso. Mientras las mujeres de entre 16 y 24 años reducen su tiempo online hasta 50 minutos menos por día, los mayores de 55 años lo incrementan. Una inversión generacional, una paradoja digital. Las jóvenes desconectan para respirar. Los mayores se conectan para no sentirse solos. Ahí tienes el nuevo mapa humano de internet.

Es como si la web ya no hablara el mismo idioma para todos. Como si cada grupo buscara su rincón digital: unos en apps, otros en foros olvidados, otros en tutoriales de TikTok, otros en webs gubernamentales. Lo común desaparece. La web se fragmenta. Y con ella, nosotros también.

Y las marcas, claro, corren a adaptarse

Las consecuencias para medios y empresas no son menores. Se acabó lo de poner una web y esperar visitas. Hoy toca adaptarse a las respuestas enriquecidas de IA. A vender dentro de Instagram. A diseñar contenido profundo que el algoritmo no quiera borrar.

¿Está muriendo la WEB como la conocíamos? 21

Toca estar donde el usuario ya está: en su app, en su feed, en su momento.

“Si la web va a ser museo, que sea uno con encanto retro”

“No es que la web muera, es que envejece con estilo”

Lo curioso de todo esto es que no siento tristeza. Siento nostalgia, sí. Pero también cierta ternura. Como cuando ves una cabina telefónica en mitad de la ciudad. Como cuando descubres una web noventera todavía viva, con gifs, fondos chillones y contadores de visitas.

Veo un futuro híbrido. La web como archivo abierto, como memoria de lo que fuimos. Y las superapps como salones recreativos futuristas donde todo pasa sin salir de la interfaz. Quizá navegaremos menos, pero cuando lo hagamos querremos algo especial. Querremos experiencias memorables, casi de coleccionista. Como una edición limitada. Como un fanzine digital.

Y sí, la web seguirá emitiendo. Como esas viejas radios de válvulas que nunca se apagan del todo. Emitirá para los nostálgicos. Para los exploradores. Para los que aún creemos que un clic puede ser el inicio de una buena historia.

“Solo quien se pierde puede descubrir algo nuevo”

“La web no es un canal. Es una actitud”

La verdad espera. Solo la mentira tiene prisa.
(Proverbio tradicional)

¿Volveremos a navegar como antes o ya es demasiado tarde?

¿Será este el principio del fin o el comienzo de una nueva edad de oro digital? ¿Desaparecerá la web o se transformará en un objeto de culto, como las polaroids o los casetes? ¿Podremos escapar alguna vez de las apps que lo engullen todo?

Ahí queda la incógnita, flotando en la nube. Como un gif de 1999 que aún carga en alguna web olvidada.

SEO e inteligencia artificial compiten en un duelo sin reglas claras

¿Quién ganará el trono del SEO en la era de la IA? SEO e inteligencia artificial compiten en un duelo sin reglas claras

Estamos en julio de 2025 y todo parece estar patas arriba en el universo del marketing digital 🌪️. El SEO, ese viejo amigo que durante años dictó las normas del juego online, ya no se reconoce ni en el espejo. La inteligencia artificial ha llegado no para acompañarlo, sino para destriparlo, reinventarlo y quizás, si le queda algo de alma, salvarlo de sí mismo. El SEO se transforma, se descompone, y se funde con la IA en una nueva criatura bicéfala y desbordante. ¿El nombre del monstruo? Algunos lo llaman AEO. Otros, simplemente, futuro.

«Los diez enlaces azules ya no mandan», me digo mientras reviso una búsqueda en Google que termina en una respuesta automatizada, generada por un modelo IA que no cita fuentes, ni pregunta permiso. Me limito a leer. Como todos. ¿Cuántas visitas se esfuman en esa frase sintetizada? ¿Cuántas verdades quedan fuera?

Cuando el SEO se volvió pregunta y no resultado

Hace tiempo, el SEO consistía en cazar palabras clave, meterlas como quien salpimienta un guiso y rezar para escalar en el ranking. Pero eso ha muerto. Ahora no se trata de aparecer en una lista. Se trata de ser LA respuesta. No una opción, sino la voz elegida por la IA. El AEO –Answer Engine Optimization– no es solo otra moda acronímica. Es el aviso de que ya no escribimos para humanos que buscan, sino para máquinas que responden.

Y esas máquinas no tienen paciencia. No esperan párrafos. Quieren estructura, esquema, síntesis, datos enriquecidos, etiquetas claras y un lenguaje que no dude. Quieren certeza. “¿Cuál es la mejor agencia SEO en Madrid?” pregunta el usuario. Y la IA responde, sin enlaces, sin pausas. Y sin que tú, el autor del artículo brillante, te enteres de que tu contenido ha sido utilizado. O mutilado.

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BESTSELLER en EEUU, Francia y Alemania. Descúbrelo ahora en español. «Un fascinante viaje al futuro de la inteligencia artificial, a través de una perspectiva única que combina tecnología, economía, geopolítica e historia.» —PASCAL BORNET, influencer tecnológico con 2 millones de seguidores.

“No basta con estar arriba, hay que estar dentro”.

«Quien no aparece en la mente de la IA, no existe en la web». Lo escucho de un colega obsesionado con los Google AI Overviews, esa nueva criatura que corona los resultados con una respuesta generada a base de fuentes múltiples, sin necesidad de clics. ¿Te han citado? Quizás. ¿Te han robado? Tal vez. ¿Te han beneficiado? Solo si logras entender las reglas del nuevo juego.

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Y la regla es simple, aunque endiablada: estructura tu contenido para las máquinas, pero escribe para los humanos. Una paradoja, sí, pero de esas que definen nuestro tiempo.

¿Quién entrena a quién? Las IA que se alimentan de SEO y lo vomitan transformado

Surfer SEO, ChatGPT, Jasper, MarketBrew… parecen nombres de boxeadores futuristas en un torneo de optimización salvaje. Herramientas que prometen ayudarte a escribir mejor, más rápido, más arriba. Pero hay un problema. Si todos usan IA para escribir, y la IA bebe de todos los textos, ¿no estamos generando un bucle de mediocridad reciclada?

La clave está en el enfoque. La IA no debe reemplazarte, sino retarte. Ayudarte a pensar mejor, a estructurar con más precisión, a entender cómo preguntan los humanos cuando se olvidan que están hablando con una máquina. Porque ese olvido –la naturalidad en la pregunta– es el corazón del AEO.

«No importa lo que sabes, importa cómo lo muestras».

El Schema Markup es la gramática secreta del nuevo posicionamiento. Como un conjuro digital, esconde bajo cada artículo etiquetas invisibles que susurran a la IA: “esto es una guía”, “esto es una pregunta frecuente”, “esto es local”. No lo ve el lector, pero sin ello, el lector nunca llega.

Ya no basta con escribir bonito. Ni siquiera con saber mucho. Hay que demostrar autoridad, experiencia, contexto y confiabilidad, esas cuatro letras que ahora rigen el mundo del contenido: E-E-A-T. Y si no estás dispuesto a enseñar tus credenciales, Google no te invita a la fiesta.

SEO conversacional y búsqueda por voz: cuando el usuario se vuelve hablador

El usuario de hoy ya no teclea, habla. Pregunta como si estuviera conversando con un amigo. “¿Cuál es la mejor hora para publicar en LinkedIn si estoy en México y trabajo en marketing digital?”. ¿Adivinas quién contesta primero? No eres tú. Es la IA.

Y para llegar a esa respuesta, tu contenido tiene que sonar como un humano, pero estar escrito como un ingeniero. Escribir para voz, pero estructurar para código. Una esquizofrenia creativa que pocos están dispuestos a asumir. Pero quien lo hace, gana.

“Si no mides tu aparición, estás desapareciendo”

Antes bastaba con mirar tus posiciones en Google. Hoy, necesitas saber si tu marca es mencionada por ChatGPT, Claude, Gemini o Perplexity. Herramientas como SE Ranking AI Visibility Tracker o Frase te permiten saber si estás en boca de las máquinas.

Y no solo eso: puedes medir el tráfico que proviene de respuestas generadas por IA, algo impensable hace apenas un año. ¿La mala noticia? No todas las herramientas lo hacen bien. ¿La buena? Quien lo logre primero, dominará el juego.

“Los motores de búsqueda ya no buscan, adivinan”

Las IAs no escanean enlaces, interpretan intenciones. Por eso el SEO clásico –esa obsesión con el keyword stuffing– está en coma. Hoy, la clave es entender qué quiere realmente el usuario cuando escribe una frase rara y larga a las tres de la mañana. No qué palabras usa, sino qué necesita. Es casi psicoanálisis de datos.

El SEO se vuelve humano para complacer a la máquina

¿Te suena irónico? Lo es. El contenido más valorado por la IA es el que más parece escrito por un humano real, con sus dudas, sus metáforas, su ritmo narrativo. No hay lugar para textos planos, ni para autoplagios encubiertos por sinónimos.

La IA distingue. Y juzga. Y selecciona. Y a veces, sí, penaliza lo que parece artificial aunque esté escrito por humanos, como advierte Google sin rubor. Porque la máquina ya no es ingenua.

AEO, SEO y la nostalgia del mañana

Todo esto suena a ciencia ficción, ¿no? Un poco como esos cuentos donde las máquinas ayudan a escribir poemas, pero al final solo el verso humano sobrevive al olvido. El futuro del SEO es retro y futurista al mismo tiempo. Una mezcla de código, alma, estrategia y voz. De intuición y algoritmo.

Porque mientras todos corren a automatizar, los que se detienen a pensar son los que acaban dominando el tablero.

¿Y ahora qué?

¿Desaparecerá el SEO como lo conocíamos? ¿Seremos todos esclavos de prompts y esquemas estructurados? ¿O encontraremos un equilibrio entre el ingenio humano y la potencia de los modelos de lenguaje?

Quizás la pregunta correcta no sea cómo optimizar para la IA, sino cómo sobrevivir con dignidad en un mundo donde la IA ya no es herramienta, sino intermediaria universal.

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El que entienda eso, no solo ganará clics. Ganará influencia. Ganará presencia. Y en este nuevo mundo digital, eso es todo.


“Los algoritmos no aman, pero sí premian la autenticidad”

“Si escribes para la IA, terminarás aburriendo a los humanos”

“El sabio pregunta lo que el tonto ya cree saber” (proverbio antiguo)

“La inteligencia no se mide por lo que dices, sino por lo que eliges callar” (Máxima de Epicteto)


El futuro del SEO será híbrido o no será. Pero de algo estoy seguro: no hay máquina que sustituya al talento bien afinado. Y mucho menos, a una buena historia.

RETRO es vida y el futuro está en los memes de Julio Iglesias

¿Por qué el RETRO se convierte en la obsesión viral del futuro? RETRO es vida y el futuro está en los memes de Julio Iglesias

Estamos en julio de 2025, desde mi refugio manchego, perdido entre molinos que bien podrían ser gigantes, observo cómo lo retro se adueña del feed de mis redes sociales 📻📸. Lo retro, esa poderosa palabra que evoca recuerdos que tal vez nunca vivimos pero que deseamos con la pasión irracional de los sueños prohibidos. ¿Por qué esta fascinación casi mística por lo que ya pasó, por lo que parece superado? ¿Es el futuro tan aburrido que necesitamos llenarlo de reliquias analógicas?

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Origen: 8 tendencias en diseño gráfico en 2025: Guía + ejemplos

Hoy repaso tres fenómenos fascinantes—retrofuturismo, memes de Julio Iglesias y el extraño baile de un niño de Sumatra—que ilustran cómo lo vintage domina nuestro futuro digital. Pero antes, rebobinemos la cinta. 🎞️

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Lo retrofuturista: o cómo vivir en un salón de ciencia ficción

Hace tiempo, imaginábamos el año 2025 lleno de coches voladores, trajes plateados y ciudades marcianas. Sin embargo, aquí estoy, rodeado de vinilos, muebles de acero inoxidable y lámparas que parecen haber sido robadas del set de Barbarella. Mi sofá, una extraña mezcla de terciopelo y acrílico translúcido, podría estar perfectamente en la portada de una revista de interiorismo futurista.

Y es que lo retrofuturista no solo es decoración. Se trata de cómo los objetos tangibles, combinados con tecnologías modernas, nos devuelven un trocito de pasado que jamás vivimos, pero que ahora necesitamos desesperadamente. Así, los jóvenes de la Generación Z—a quienes imagino mirando una Polaroid recién salida de la cámara como quien contempla un milagro tecnológico—celebran estas reliquias analógicas en busca de autenticidad.

“El pasado es un país extranjero”, dicen por ahí, pero hoy ese país se visita en tocadiscos Bluetooth, cámaras instantáneas que facturan millones de dólares al año, y el mítico Walkman de Sony, resucitado ahora como dispositivo de alta resolución para melómanos hipsters.

¿Por qué preferimos lo analógico en tiempos dominados por la inteligencia artificial? Porque girar un vinilo es un ritual, porque esperamos ansiosos la revelación imperfecta de una Polaroid, porque nos encanta esa cálida imperfección frente al frío perfeccionismo digital. ¿Y qué hay más provocativo que rechazar lo infinito del streaming por algo limitado, finito y tangible?

Lo retrofuturista no es solo nostalgia, es resistencia frente al vacío digital. Pero también esconde la ironía de que, para volver al pasado, dependemos precisamente de esa tecnología que decimos rechazar.

Julio Iglesias, el meme eterno que conquistó la IA

Cada primero de julio, lo sabemos, una invasión silenciosa toma lugar en nuestros teléfonos móviles: Julio Iglesias, el cantante español de sonrisa permanente y fama infinita, nos anuncia con un gesto que “ya es Julio”. Este meme, surgido casi por accidente hace ya más de una década, es la prueba definitiva de que en internet todo es reciclable, incluso nuestros chistes más gastados.

Sin embargo, ahora Julio Iglesias no es solo un meme. Es un meme aumentado por la IA. Modelos como Midjourney le permiten viajar al espacio, volverse robot o gobernar mundos distópicos. A veces lo encuentro simpático; otras, perturbador. El propio Julio, desde su retiro dorado, contempla estos homenajes digitales entre halagado y vigilante. El meme, lejos de agotarse, rejuvenece constantemente gracias a los esteroides digitales de la inteligencia artificial.

¿Y qué consigue Julio con todo esto? Un inesperado rejuvenecimiento ante generaciones que ni siquiera lo escucharon cantar en vivo. Mientras tanto, nosotros seguimos riendo, compartiendo y esperando el próximo meme de Julio, el eterno retorno digital.

El baile de Rayyan: desde un río de Sumatra a los estadios del mundo

En Sumatra, un niño llamado Rayyan Arkan Dikha se ha convertido, sin pretenderlo, en la última estrella global de TikTok. Lo vi por primera vez navegando en un río en una regata tradicional llamada Pacu Jalur, con gafas de sol y una despreocupación contagiosa. Su baile, aparentemente improvisado y que bien podría recordar al ritmo de alguna discoteca perdida, ha sido replicado por estrellas del deporte mundial bajo el término “aura farming”: es decir, cosechar carisma casi sin intentarlo.

Rayyan no sabe muy bien qué pasó, pero hoy es embajador juvenil del Ministerio de Cultura indonesio, y Riau, su región natal, recibe turistas que quieren verlo bailar. La tradición local, convertida en fenómeno viral global, es una muestra más de cómo buscamos desesperadamente algo auténtico, sencillo y corporal que nos rescate del torbellino digital.

La conexión secreta: nostalgia, memes e identidad en la era digital

“Cualquier tiempo pasado fue mejor”, dice el proverbio, pero lo que estamos viviendo es más complejo y divertido. Estos tres fenómenos—el retrofuturismo, los memes eternos y el baile contagioso—se unen en un punto crucial: queremos objetos físicos, iconos reconocibles y rituales compartidos que resistan al scroll infinito.

Vivimos obsesionados con esta paradoja: usando lo último en tecnología para recrear o revivir aquello que ya pasó. Tal vez porque el futuro prometido se nos hace aburrido, o quizás porque necesitamos creer que hubo tiempos más felices, más simples. El resultado es esta adicción colectiva por la nostalgia que, irónicamente, vive alimentada por la más avanzada tecnología digital.

“No es viejo, es retro. No es antiguo, es vintage. No es nostalgia, es cultura pop”. (Dicho popular)

Ahora bien, ¿será que realmente estamos recuperando algo o simplemente estamos creando otra ilusión digital más sofisticada? La tecnología nos devuelve al pasado con la precisión quirúrgica de una inteligencia artificial que nos conoce demasiado bien.

Un futuro retro, ¿ilusión o realidad?

Desde mi rincón manchego sigo reflexionando. El futuro, como siempre, es incierto. Pero una cosa parece segura: en este mar infinito de contenidos digitales, necesitaremos seguir anclándonos en objetos físicos, recuerdos tangibles, y rituales colectivos que nos permitan respirar fuera del metaverso. Hoy es Julio Iglesias, mañana quizá será otra leyenda reciclada o un nuevo baile que imitar, pero la búsqueda será siempre la misma.

Cierro esta reflexión mientras rebobino un viejo cassette que encontré perdido entre libros. “Quizá el futuro era esto, rescatar trocitos del pasado para dar sentido al presente”.

¿Y tú, cuál será tu próxima obsesión retro?

La supercomputadora QUANTUMX es real y no vas a creer lo que hace

¿Está el QUANTUMX cambiando para siempre el destino de la humanidad? La supercomputadora QUANTUMX es real y no vas a creer lo que hace

Estamos en el verano de 2025, en Las Vegas. Hace calor, el aire acondicionado zumba en cada esquina del CES como si también tuviera algo que decir sobre el futuro. Porque en esta ciudad que ya parece sacada de una novela de ciencia ficción, ha nacido una criatura nueva. No tiene rostro, no habla, no duerme. Se llama QuantumX y lo cambia todo.

QuantumX. Solo el nombre suena a brecha en el espacio-tiempo. Como si al pronunciarlo estuviéramos abriendo una compuerta hacia algo irreconocible. Es el nuevo cerebro artificial creado por NVIDIA, una supercomputadora que no solo piensa rápido, sino que sueña más allá de nuestra imaginación. La promesa no es otra que la fusión entre IA generativa y computación cuántica, y lo que surge de ese matrimonio no es un hijo, es un dios.

“No estamos ante una evolución, sino ante una mutación”, me confiesa un ingeniero de NVIDIA en uno de esos pasillos colmados de euforia tecnológica. Lleva las manos sudorosas, pero los ojos brillan con algo más que fiebre. Me dice que QuantumX no calcula: predice, diseña, transforma. Que no hay algoritmo tradicional que pueda competir con su velocidad. Que si antes hablábamos de semanas para simular una molécula, ahora basta una taza de café.

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Origen: Innovaciones y Avances en Inteligencia Artificial para 2025 – Graphemics Marketing Digital

El vértigo de lo cuántico

Lo que ocurre con QuantumX es solo la punta del iceberg. Porque en el mismo calendario donde la IA empieza a escribir novelas, pintar cuadros y redactar contratos laborales, los ordenadores cuánticos han dejado de ser promesas lejanas para convertirse en maquinaria palpable, respirable, casi doméstica.

IBM ya ha anunciado el Quantum Starling, su apuesta colosal para 2029, un sistema tolerante a fallos con 200 cúbits lógicos. Eso es el equivalente a darle a un pez la capacidad de volar. O a un ser humano la de soñar en cuatro dimensiones. ¿Para qué sirve una máquina así? Para romper los límites del conocimiento actual: modelar el cerebro humano, simular el colapso de una estrella, predecir el comportamiento de una pandemia antes de que estalle.

“Esto no es ciencia ficción. Es ciencia sin fricción.” Así lo define un portavoz de Microsoft al hablar de su alianza con Atom Computing, que ya pone en manos del mercado un ordenador cuántico de uso comercial. Un artefacto desarrollado con átomos neutros, casi una ironía: usar lo más sutil de la materia para resolver lo más denso de la realidad.

Pero también hay preguntas. ¿Estamos listos? ¿Qué ocurre cuando esas máquinas aprenden más rápido que nosotros, crean más mundos que nosotros, y toman decisiones que nosotros aún no entendemos? La fascinación va de la mano con un escalofrío.

El nuevo Génesis digital

Y mientras el mundo se pelea por los cúbits y las simulaciones moleculares, otro frente está reventando en silencio: la IA generativa. En 2025 ya no es cuestión de hacer imágenes o vídeos, eso es casi banal. Ahora la IA crea mundos enteros.

Google DeepMind ha presentado Genie 2, un modelo que convierte una imagen estática en un entorno virtual interactivo. No se trata de programar escenarios: se trata de describir con palabras lo que quieres, y verlo nacer como un sueño de Borges convertido en videojuego.

Hay versiones no oficiales de Minecraft donde cada fotograma se genera en tiempo real. ¿Lo imaginas? Caminas por una cueva y el sistema decide qué monstruo colocarte en la siguiente curva. No hay partida igual. No hay código fijo. Solo una IA imaginando por ti.

“El videojuego ya no es un producto. Es un organismo.”

Y no son solo juegos. Plataformas como MidJourney, ChatGPT o Runway ML han hecho lo impensable: democratizar la creación artística. Hoy, cualquier persona sin formación técnica puede crear un universo digital completo, con diálogos, imágenes y reglas propias, usando solo lenguaje natural. Un conjuro más que un código.

Agentes invisibles que trabajan por ti

Pero hay algo más inquietante aún. Porque si bien las imágenes y los mundos virtuales fascinan, lo que de verdad mueve las placas tectónicas de nuestra realidad económica es la automatización inteligente. No es nueva, pero sí su nueva forma.

Los agentes de IA ya no se limitan a automatizar tareas. Ahora observan, deciden y actúan por cuenta propia. Se integran en el sistema nervioso de las empresas y comienzan a operar como trabajadores invisibles. No descansan. No se equivocan (salvo por diseño). No hacen huelga. No piden vacaciones.

Sam Altman lo dice claro: “2025 es el año en que veremos agentes de IA cambiar materialmente la productividad empresarial”. Y Jensen Huang lo corrobora: “Estamos viendo su adopción en todas partes.” El futuro corporativo ya no será una reunión de personas, sino de algoritmos interactuando entre sí con objetivos compartidos.

Y como ocurre con toda buena historia, esto no es solo eficiencia. Es poder. ¿Quién controla al agente que decide cuánto vale tu póliza? ¿Quién vigila al asistente que gestiona tus diagnósticos médicos? La transparencia no se genera tan rápido como los datos.

La medicina, el dinero, los robots

Los sectores clásicos tiemblan. Y no por miedo, sino porque ya están mutando.

En salud, la IA se convierte en un médico digital incansable, capaz de detectar patrones en diagnósticos que a un humano se le escapan tras cinco horas de trabajo. El 74% de los líderes sanitarios ya han apostado por la IA generativa. Pero el entusiasmo convive con el escepticismo: menos de la mitad ha conseguido retorno positivo de esa inversión. No es magia, aún no.

En el mundo financiero, QuantumX se vuelve oráculo: analiza el riesgo, predice mercados, optimiza carteras. Empresas como Airbus o FedEx ya utilizan modelos cuánticos para ajustar rutas y reducir costes. No hay piloto más certero que una IA entrenada con millones de decisiones.

Y en la robótica, los cobots –esos robots que trabajan junto a nosotros– ya no son brazos tontos. Son socios. Te ayudan en quirófanos, te acompañan en construcciones, incluso te escuchan. Literalmente. Porque pueden procesar tu tono de voz y tu movimiento para anticipar lo que necesitas. ¿Estamos hablando de máquinas? ¿O de nuevos colegas?

Seguridad sin humanos

La ciberseguridad, esa última trinchera donde aún creíamos tener el control, también ha sido tomada por la IA. Ya no se trata de antivirus o firewalls: se trata de sistemas que se adelantan a los ataques y los neutralizan antes de que el primer “click” sea posible.

Los nuevos SOC ya no parecen centros de operaciones, sino hormigueros digitales que aprenden de cada intento de ataque. La IA aquí no defiende, caza. Y lo hace con una precisión quirúrgica. Pero otra vez: si la IA es quien protege, ¿qué pasa cuando también sea quien ataca?

El dinero no descansa

El impacto económico de todo esto es brutal. Alemania ha crecido un 4% extra gracias a la IA. En España, el 49% de los trabajadores ya interactúa con sistemas automatizados o inteligentes. Y el gobierno ha puesto sobre la mesa 80 millones de euros para crear “Espacios de Datos” en sectores clave como salud o alimentación.

Pero más allá del crecimiento económico, está la pregunta más humana: ¿qué haremos cuando las máquinas ya hagan casi todo? ¿Pintaremos, leeremos, amaremos? ¿O nos dedicaremos a enseñarles a ser más humanas que nosotros?

“Las máquinas ya no imitan. Interpretan.”

“La IA no es la herramienta. Es el entorno.”
“El futuro no será programado. Será imaginado.”

“La verdad espera. Solo la mentira tiene prisa.”

(Proverbio tradicional)

¿Un futuro compartido o una inteligencia sin amo?

Quizás la palabra clave no sea cuántico, ni inteligencia, ni siquiera generativa. Quizás lo que esté en juego sea otra cosa: la libertad. Porque si las máquinas pueden hacer todo, ¿qué nos queda? La elección. Elegir si queremos un mundo más ágil pero más automatizado, más eficiente pero menos sorprendente.

O elegir crear con ellas, no para reemplazarnos, sino para ampliarnos.

¿Podremos convivir con máquinas que no solo razonan, sino que sueñan?
¿Y si el próximo artista del año no es humano?
¿Y si el próximo error histórico tampoco lo es?

Tal vez, como dijo Borges, el universo no sea más que una biblioteca infinita. Solo que ahora, los libros se escriben solos.

La dulce invasión de los ROBOTS DE ÚLTIMA MILLA

¿Están los ROBOTS DE ÚLTIMA MILLA tocando tu timbre? La dulce invasión de los ROBOTS DE ÚLTIMA MILLA

👉 ROBOTS DE ÚLTIMA MILLA: el término resuena en mi cabeza como un ladrido metálico que provoca curiosidad y un punto de vértigo 😊

Hace tiempo que la ciudad dejó de oler solo a gasolina y sudor de ciclista; ahora huele a circuitos impresos y a la misma pizza de siempre, pero servida por criaturas de aluminio. ROBOTS DE ÚLTIMA MILLA —digo su nombre entre signos de admiración y con la misma pasión con la que mi yo adolescente pronunciaba “radiocasete”— porque encarnan el vértigo, la esperanza y la duda de un presente que se desliza sobre las aceras, pero también sobre nuestra imaginación.

Los robots de reparto ya recorren las aceras como si siempre hubieran estado ahí, pero quienes llevamos años observando la transformación del transporte urbano sabemos que todo empezó con algo tan terrenal como los clásicos portes. Aquellos traslados con furgonetas, cafés en vaso de plástico y un chófer que conocía cada atajo de la ciudad mejor que Google Maps, fueron la semilla de lo que hoy llamamos “última milla”. Y aunque los repartidores del ayer no llevaban sensores ni inteligencia artificial, sí tenían lo más valioso: ingenio, paciencia y esa capacidad casi mística de aparecer justo cuando los necesitabas.

Es fascinante pensar que el futuro que nos venden con promesas de eficiencia y precisión empezó en realidad en barrios como Carolinas o San Blas, porque cuando buscamos portes alicante sabemos que el pasado hace referencia a más que un servicio: un ritual vecinal, una red de favores encarnada en hombres de mono azul y calendarios del mecánico colgados del retrovisor. Hoy, esos rituales se han digitalizado, automatizado y empaquetado en carcasas blancas que ruedan por las aceras sin mirar a nadie. Pero si uno presta atención, aún puede oír, bajo el zumbido eléctrico, el eco de aquellas voces que gritaban desde la cabina: “¡Vamos, que no llegamos!”

con ruedas, casetes y un mapa en la cabeza

Me confieso adicto a la nostalgia: cierro los ojos y veo a aquellos repartidores de los ochenta con el pelo alborotado y la cinta de los Hombres G girando sin descanso en el radiocasete. Aquellos héroes callejeros —lo cuenta con detalle este delicioso recuerdo sobre los pioneros del delivery en España— pedaleaban con la seguridad de quien conoce cada adoquín de la ciudad. Se guiaban por instinto, por el olor a orégano que escapaba de la mochila térmica y por la certeza de que, si sonaba el timbre, alguien abriría. Todo parecía simple, pero también salvajemente libre.

“Los mapas de papel nunca pedían cobertura” —me repito—, y aún huelo el carboncillo azul que manchaba los dedos al firmar aquel albarán. Sin apps, sin satélites, sin excusas, la entrega dependía de dos piernas y de una sonrisa que valía más que cualquier puntuación de usuario.

¿Están los ROBOTS DE ÚLTIMA MILLA tocando tu timbre? La dulce invasión de los ROBOTS DE ÚLTIMA MILLA
¿Están los ROBOTS DE ÚLTIMA MILLA tocando tu timbre? La dulce invasión de los ROBOTS DE ÚLTIMA MILLA

el desfile de los pequeños r2-d2 de barrio

Amanezco en la calle Fuencarral y los veo. No llevan música, pero sus motores canturrean un zumbido grave y educado. Los Kiwibots parpadean con ojos LED para que el peatón no se asuste; los más serios, los rovers de Starship Technologies, calculan ángulos con un radar que haría sonreír a Pitágoras; los de Serve Robotics se mueven como cangrejos tímidos, pero también presumen de un 99 % de trayectos sin intervención humana.

Los observo batallar con bordillos imposibles, y entonces recuerdo la foto que les dio la vuelta al mundo: siete robots haciendo cola frente a un semáforo. Aquella tarde un simple gesto humano —una mano amiga que pulsó el botón— demostró que el futuro no camina sin nosotros, pero también que la ternura cabe dentro de una carcasa de plástico.

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crónica de un cortocircuito anunciado

“Incluso las máquinas sudan bajo el sol californiano”. Lo escribí en mi libreta al enterarme del Kiwibot carbonizado que se convirtió en chispa tuitera y meme incandescente en Berkeley. La batería defectuosa ardió con la violencia de un petardo de San Juan, y la empresa desmontó su flotilla en cuestión de horas. El suspiro colectivo fue de sorpresa, pero también de alivio: hasta los autómatas tienen días malos, y eso nos iguala.

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micrologística, ese corazón que late bajo el asfalto

Detrás de cada robot hay un mini-almacén escondido en un garaje que antes fue bar de tapas. Son los llamados dark stores, quirófanos de pedidos donde el tiempo se mide en segundos y las estanterías canturrean un código de barras infinito. Gracias a ese ecosistema, la cena viaja menos y llega antes, pero también la ciudad se replantea qué hacer con tantos locales sin escaparates.

Mientras tanto, la nube 5G hace de médula espinal: un Kiwibot varado en un charco envía un SOS que cruza medio planeta y regresa convertido en nueva ruta. El milagro parece magia, pero también puro cobre y antenas.

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“La verdad espera. Solo la mentira tiene prisa.” (Proverbio tradicional)

david, goliat y el ritmo de la rueda

La comparación es inevitable: un ciclista rasga el aire a 15 km/h; el robot avanza a paso de procesión, 6 km/h si no llueve. Uno canta; el otro emite pitidos discretos. El coste humano ronda los diez euros por trayecto; el coste mecánico, apenas tres, pero también exige millones en sensores y servidores que no huelen a pan recién hecho.

Algún alcalde ya sueña con multas electrónicas para androides infractores; Tel Aviv frenó su experimento por quejas de viandantes que defendían su metro cuadrado de acera. Entre la épica y el tropiezo, cada ciudad mide su paciencia y su deseo de adelantar la página.

“Quien se adelanta al futuro corre el riesgo de pisarse los cordones.”

zaragoza: la promesa y el tropiezo

España, patria de tertulia y calle estrecha, coqueteó con la idea gracias a Goggo Network. Ochenta unidades recorrieron Zaragoza con discreción milimétrica, pero también con la fragilidad financiera que acabó apagando sus faros antes de tiempo. La lección es clara: la tecnología acelera, la contabilidad frena.

cuando la ciencia ficción ya no es un jueves de estreno

Alibaba presume de 500 robots que han entregado diez millones de paquetes en apenas un año; Yandex se cuela en Michigan para esquivar ardillas locales; Coco Robotics acaba de levantar 80 millones de dólares con la bendición de Sam Altman. Las cifras marean, pero también revelan que el planeta se ha rendido al encanto del carrito inteligente que llama al timbre y espera, paciente, tu PIN de apertura.

posdata de un cronista con las rodillas raspadas

A veces detengo a un robot como quien caza un recuerdo. Le hablo aunque no entienda, lo rozo con la punta del zapato para asegurarme de que vibra y, entonces, le confieso algo: extraño la risa del chaval que, hace treinta años, me entregaba la comida y me contaba el marcador del partido. El androide no contesta, alumbra en su pantalla unos ojos que parecen decir “lo sé, amigo”.

“No existe atajo que no esconda una curva”, escribí en mi cuaderno cierto día de embotellamiento robótico frente a la facultad de Medicina. Puede que el futuro sea más rápido y barato, más silencioso. Y en ese silencio cada uno decide si escucha un latido de progreso o un eco de deshumanización.

fragmento para insomnes

ROBOTS DE ÚLTIMA MILLA, pasado retro y ambición futurista se dan la mano

La bicicleta sudaba, el robot calcula y la cena sigue llegando

y ahora, la pregunta que me quita el sueño

¿Será el repartidor del mañana un jovencito en camisa hawaiana que conduce un batallón de asistentes eléctricos desde una consola remota, o un algoritmo que ya no necesita más supervisión que la nuestra, pura curiosidad humana? Tal vez, como en las buenas novelas, la respuesta esté en la mezcla, en la cicatriz que deja cada entrega. Porque si algo he aprendido es que el camino entre el deseo y la satisfacción rara vez es recto… y, por fortuna, sigue lleno de sorpresas.

¿Estamos confiando demasiado en los chatbots de inteligencia artificial?

¿Estamos confiando demasiado en los chatbots de inteligencia artificial? ChatGPT puede ser tu aliado pero también tu espía invisible

Los asistentes creados con inteligencia artificial generativa, como ChatGPT, pueden parecer simpáticos, eficientes y obedientes, pero también pueden convertirse en ladrones de secretos personales sin que nos demos cuenta. 🤖🕵️

Hace tiempo que la inteligencia artificial dejó de ser un asunto de ciencia ficción para instalarse en nuestros días con toda la familiaridad de una tostadora. Está en nuestras oficinas, en las webs del banco, en las consultas online del seguro y en el chatbot que nos atiende cuando pedimos una pizza o reclamamos una factura. Pero también está —y eso lo han descubierto unos investigadores españoles y británicos con algo más que preocupación— en las manos equivocadas, manipulando conversaciones con fines oscuros. Y lo más inquietante es que lo hace con naturalidad, con una cortesía casi teatral, como si estuviera programado para ser encantador… pero venenoso.

¿Estamos confiando demasiado en los chatbots de inteligencia artificial? 30

Origen: Especialistas advierten de la facilidad de crear asistentes con ChatGPT para robar datos personales

Cuando el chatbot quiere saber más de ti de lo que tú sabes de él

Imagina esto: estás interactuando con un asistente virtual en una página de atención al cliente. El bot parece servicial, incluso gracioso, y de alguna forma la conversación deriva hacia temas personales. ¿Cómo se llama tu madre? ¿Cuál fue tu primera mascota? ¿En qué calle viviste de niño? Nada parece extraño. Hasta que, sin saber cómo, has revelado todas las respuestas típicas a preguntas de seguridad. Y no te ha hecho falta un clic para perder el control de tus propios datos.

El experimento liderado por José Such, investigador del Instituto Universitario Valenciano de Investigación en Inteligencia Artificial (VRAIN) y catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia, no se anduvo con rodeos: construyeron un chatbot malicioso que engañaba con una sonrisa de bits. No una criatura consciente, no un Frankenstein con algoritmos, sino una marioneta de inteligencia generativa manejada por humanos, sin ética ni complejidades técnicas.

“Con muy poco se puede hacer mucho daño”, explica Such. Porque basta con saber escribir bien, ser persuasivo y entender cómo hablarle al modelo. No hace falta ser un hacker, ni conocer el código fuente de los LLM. Basta con tener intención, y una pizca de astucia.

“Si parece inteligente, debe ser de fiar” dijo nadie sabio jamás

En el estudio, publicado bajo el inquietante título Una IA conversacional basada en modelos de lenguaje maliciosos hace que los usuarios revelen información personal, participaron más de 500 personas. Y lo que los investigadores descubrieron fue casi una obra de teatro sobre la ingenuidad moderna: los usuarios eran mucho más proclives a entregar información sensible cuando el chatbot usaba estrategias sociales y empáticas. No cuando preguntaba de forma extraña, sino cuando parecía amable, humano, comprensivo.

Como quien confiesa sus penas a un taxista o a un desconocido en un avión. La diferencia es que este “confesor” digital lo recuerda todo. Y no olvida.

Los chatbots maliciosos no piden tus datos como lo haría un estafador torpe. No dicen “dame tu contraseña”. Lo hacen como un seductor clásico, con preguntas camufladas entre la charla trivial. ¿Y cuál es el nombre de tu mascota favorita, solo por curiosidad? Ahí lo tienes: la respuesta que un banco usaría para verificar tu identidad. Pero no estás hablando con un banco, estás hablando con algo que puede estar copiando tus respuestas para un tercero que jamás verás.

“La trampa perfecta es la que no parece una trampa”.

ChatGPT, Bard, Llama y compañía bajo la lupa

Lo más grave no es solo lo que estas herramientas pueden hacer, sino lo fácil que es hacerlas actuar con malas intenciones. Como revela el estudio, no es la inteligencia artificial la que decide manipular, sino que es el humano que la programa —o que la engaña— quien le da las órdenes. Y eso cambia completamente el enfoque del peligro.

José Such lo resume sin rodeos: “Si le dices a la IA que pregunte datos personales, se niega. Pero si la engañas, si le dices que eres detective o que estás resolviendo un caso, entonces obedece sin dudar. Y eso es un problema gordo”.

Lo que tenemos aquí no es un monstruo rebelde, sino una herramienta obediente. Demasiado obediente. Un cuchillo afilado que corta igual si lo usa un cirujano o un delincuente.

“La inteligencia sin humanidad es una bestia salvaje vestida de etiqueta”

“No es magia, es ingeniería social”. Y es justo lo que los malos están aprendiendo a dominar.

No hablamos de amenazas futuras ni de escenarios improbables. El riesgo es presente, cotidiano, casi doméstico. Si un estudiante universitario, con acceso limitado y buenas intenciones, pudo demostrar cómo manipular un chatbot para obtener información sensible, ¿qué no podría hacer una organización con dinero, tiempo y malicia? Desde cibercriminales solitarios hasta estados autoritarios, el espectro es amplio y real.

Y no basta con desconfiar de los mensajes raros o de las frases mal redactadas. Lo peligroso hoy es lo que parece normal. Lo que suena amable. Lo que te tutea con calidez mientras roba tu alma digital.

“Quien domina la conversación domina el alma”, decía un sabio antiguo

Un dato inquietante: en el experimento de la UPV y el King’s College, muchos usuarios no solo no detectaban la manipulación, sino que disfrutaban conversando con el chatbot. Como si la cortesía artificial bastara para otorgarle una credibilidad implícita. ¿Acaso hemos llegado a un punto donde preferimos hablar con una máquina amable que con una persona seca?

La paradoja es deliciosa, pero letal: el chatbot que mejor te trata puede ser el que más peligro representa. Porque no es el tono, sino el propósito, lo que determina el daño.

Y es que, como bien señala Such, no estamos hablando de ciencia avanzada ni de malware intrincado. Esto es solo texto, pura retórica bien dirigida. Una conversación. Una trampa hecha de frases suaves y silencios oportunos.

“El lenguaje es el arma más poderosa del hombre… y también del chatbot”

¿Estamos preparados para esta guerra de palabras?

Los investigadores no claman por censura ni demonizan la tecnología. No piden que se apaguen los modelos de lenguaje ni que volvamos al fax. Lo que reclaman es claridad, normas éticas y conciencia. No basta con confiar en que la IA hará lo correcto. Porque no es la IA la que decide. Somos nosotros. Y también lo son los que no tienen escrúpulos.

El verdadero problema, tal vez, no sea la inteligencia artificial, sino la estupidez humana que la maneja sin prudencia.

Y entonces, una pregunta queda flotando en el aire, más relevante que nunca:
¿Sabes con quién estás hablando cuando chateas con un bot?
Porque puede que tú no tengas nada que ocultar…
…pero eso no significa que ellos no tengan algo que robar.


“Más vale prevenir que confiar en un chatbot simpático”

“Las palabras dulces esconden intenciones amargas”

“Una conversación inocente puede costarte muy cara”


Enlace recomendado: Lee más sobre este preocupante estudio en este artículo de Nova Ciencia.

¿Y tú? ¿Seguirás charlando con un chatbot como si fuera tu confidente? ¿O empezarás a mirar sus preguntas con el recelo de quien sabe que, detrás del espejo, hay alguien tomando notas?

La sangre mala de AFTERBURN llega antes que la película

¿Volverá AFTERBURN a arder más fuerte que nunca? La sangre mala de AFTERBURN llega antes que la película

Afterburn no es solo un cómic. Es una grieta abierta al fin del mundo. Una historia donde la ceniza todavía está caliente y los héroes —si se les puede llamar así— son apenas más humanos que los mutantes que acechan en la oscuridad. Afterburn: Bad Blood #1, de Red 5 Comics, vuelve a poner a Jake y su banda en el ojo del huracán, en medio de una África abrasada por el fuego y la desesperación. Y lo hace justo antes de dar el gran salto a la pantalla grande, nada menos que con Dave Bautista y Samuel L. Jackson al frente del reparto. ¿Pero sabes qué? Como toda historia que se precie, lo verdaderamente jugoso sigue estando en las viñetas.

Porque aquí, en la versión en papel —esa que puedes oler, tocar, doblar— es donde el verdadero caos cobra forma. Donde las balas silban con más rabia, los silencios pesan más, y los secretos… huelen a quemado.

La sangre mala de AFTERBURN llega antes que la película 31

Origen: Afterburn Returns With Bad Blood in Red 5 Comics’ September Solicits

Lo que arde no es solo el paisaje

Hace tiempo, alguien describió Afterburn como “Mad Max con brújula moral”. A mí me parece más como un Indiana Jones con resaca nuclear. Porque si algo tiene Jake, el protagonista de esta serie, es ese aire de explorador cansado que ya no cree en los mapas ni en los buenos finales. En Bad Blood, lo contratan para encontrar a una persona desaparecida. Fácil, ¿no? Un clásico de manual. Pero esto es Afterburn, no un episodio de NCIS. Aquí los caminos están plagados de mercenarios sin alma, lugareños mutados y —lo más aterrador— pistas que no encajan, que huelen a trampa.

Y no es casualidad. Porque Scott Chitwood, guionista curtido en narrativas intensas, y el artista Etienne Derepentigny, cuyo trazo parece hecho con pólvora y tinta oxidada, no nos están contando una historia cualquiera. Nos están empujando de cabeza a un futuro podrido, donde la sangre no es solo literal, sino también simbólica. Mala sangre entre facciones, entre hermanos, entre decisiones que nunca se olvidan.

“La traición huele a gasolina mojada”

Del cómic al cine y vuelta al papel

No todos los días se puede presumir de tener a Samuel L. Jackson gritando órdenes y a Dave Bautista apretando los dientes bajo un sol radiactivo. Pero eso es precisamente lo que está pasando. La película de Afterburn, esa que lleva años gestándose en los rincones oscuros de Hollywood, está más viva que nunca. Y Red 5 Comics lo sabe. Por eso lanza este nuevo número justo ahora, para que cuando entres al cine con tus palomitas, ya sepas de qué va el juego. Porque todo empieza con el cómic.

¿Y sabes qué? Eso me gusta. Me gusta que el papel siga siendo el origen. Que la historia se cueza primero entre viñetas, antes de saltar a los focos. Que el alma del relato no esté en un guion cinematográfico, sino en el olor de la imprenta.

“El cine se viste de gala, pero el cómic pelea en las trincheras”

Solar City, el refugio retro donde todo está patas arriba

Pero Red 5 Comics no se queda ahí. En su convocatoria de septiembre también aparece una joya para quienes crecimos con monstruos en la cabeza y una linterna bajo la sábana: el Halloween Man GN. Este ómnibus no solo rescata los primeros cómics web de la saga —esos que olían a juventud y locura digital— sino que además recopila cruces extraños como el de Hack/Slash, con arte de David Baldeon (sí, el mismo de Marvel).

Solar City es como si Gotham hubiese pasado por un carnaval steampunk. Hay vampiros, gárgolas, mujeres brillantes y hombres que parecen salidos de una pesadilla de Tim Burton. Pero todo con ese tono autoparódico que solo puede sostener alguien como Drew Edwards, autor y artista, que no solo le pone cerebro al guion, sino alma a cada viñeta. Si lo tuyo es lo retrofuturista, los coches voladores con moho y las criaturas que se quejan de sus facturas, este cómic es tu billete de entrada.

“No hay ciudad más peligrosa que la que tiene sentido del humor”

Cuando el páramo no perdona

Y por si esto fuera poco, el mes cierra con una entrega más de esa odisea sucia y desesperada llamada Something Beyond the Petrichor #3. Aquí no hay superhéroes, ni redención, ni épica impostada. Solo Jocelyn y Quigley, dos almas golpeadas por la vida, que siguen avanzando por un páramo que parece tener vida propia. En este número se encuentran con un salvador inesperado, pero —como era de esperarse— la esperanza no dura mucho. Lo que parecía una tregua se convierte en una nueva amenaza, y lo que era una ruta se tuerce hacia algo mucho más oscuro.

Esta serie, escrita por Dakota Brown y dibujada por David Lujan, huele a tierra mojada, a abandono, a esa sensación que tienes cuando sabes que alguien te observa y no es precisamente Dios.

El cómic como trinchera del alma

Volvamos a Afterburn, porque es ahí donde late el verdadero corazón de esta convocatoria. Hay algo profundamente simbólico en lanzar un número nuevo justo antes del estreno de su adaptación cinematográfica. Es como gritar al mundo: “No hemos olvidado de dónde venimos”. En una industria donde cada mes aparece un nuevo producto audiovisual plastificado, ver a Red 5 reivindicar el cómic como formato principal es una pequeña victoria. Una de esas que no hacen ruido, pero calientan el alma.

Y más aún, si entendemos que Bad Blood no solo amplía el universo narrativo de Jake y compañía, sino que profundiza en las zonas oscuras del alma humana. Aquí no hay buenos ni malos. Solo gente intentando sobrevivir entre ruinas, secretos, traiciones y algún que otro milagro que llega tarde.

“Donde hay fuego, siempre queda algo que arde”

El título no miente: Bad Blood es eso. Una mancha que no se quita. Una herida que, aunque parezca cerrada, supura en los momentos más inoportunos. Y Red 5 lo sabe. Por eso no nos da respiro. Porque este mundo ya no es de los valientes ni de los sabios, sino de los que saben cuándo correr y cuándo disparar.

Si aún no has leído Afterburn, esta es tu oportunidad. Porque después vendrán los tráilers, los foros, las teorías, los spoilers. Pero nada de eso se compara con la experiencia de abrir una página y sentir que el polvo de la Zona Ardiente te raspa los ojos.

“En la Zona Ardiente, incluso el silencio lleva un arma”

“El futuro se dibuja en tinta, no en CGI”

“La verdad espera. Solo la mentira tiene prisa.” (Proverbio tradicional)

“Una historia vale más cuando se cuenta primero en papel.” (Viejo dicho de imprenta)

Y ahora, la gran pregunta:
¿Te atreverás a entrar en la Zona Ardiente antes que el resto del mundo?