Hablamos de ética y estética en la red con el centro de estética de Barcelona Sleimy.
Transformando el diseño de estética y reevaluando sus procesos, nuestra investigación trae a escena creaciones ecuatorianas que evolucionan hacia la sustentabilidad, la innovación ancestral en 3D y la bioingeniería textil. ¡Ahí es “ná”!… Cada año se producen en el planeta 62 millones de toneladas de ropa y se estima que nuestro consumo ha aumentado un 400% respecto a hace dos décadas.
En esta transición, la tecnología facilita la aparición de nuevos modelos de negocio disruptivos que cambian la forma de producir estética, en cuanto a la perdurabilidad del diseño atemporal y sostenible. Estos procesos marcan el antes y el después de la estética global, del ideal a la realidad, y en esta evolución se adelanta al futuro una nueva generación de diseñadores. Y no es ajeno a estos cambios el sentimiento de cada cual y el deseo por mejorar la imágen personal, la estética, tanto en lo físico como en la indumentaria. En fin, que hablamos de todo esto con los profesionales de la belleza y por eso buscamos centro estetica barcelona, y estas son las conclusiones…
Tecnología y bioética estética
Abordemos la compleja interacción entre la tecnología y la ética. En la década de 1950, con la invención del ventilador, se mantuvo con vida a los pacientes que no podían respirar sin ayuda. Continúa salvando la vida de los pacientes que, después de un corto tiempo, se recuperan por completo. Eso fue increíble. Pero, ¿qué pasa con los pacientes que nunca recuperan la conciencia o no pueden respirar sin ayuda? Esto planteó una cuestión ética que se agudizó aún más en la década de 1960, cuando el Dr. Christiaan Barnard demostró que los trasplantes de corazón de un paciente a otro podían salvar vidas.
¿Qué debemos hacer con los pacientes ventilados que no tienen respuesta cerebral y que nunca despertarán? ¿Los mantenemos con un ventilador durante toda su vida natural o lo apagamos y dejamos que mueran?
La respuesta es cambiar la forma en que definimos la muerte. Hasta entonces, la ley estipula que una persona muere cuando el corazón, la respiración y el pulso se detienen.
En la década de 1970, se desarrolló la fertilización in vitro, que logró ayudar a las parejas infértiles a tener hijos. También ayuda a crear un embrión que existe fuera del cuerpo humano y lo transfiere a una mujer que no tiene vínculo genético con ese embrión. Esto significa que una mujer que quiere tener hijos pero no puede producir ningún óvulo puede tener uno. También significa que una mujer puede alquilar su útero a cambio de una remuneración. Actualmente existe un cierto grado de comercio internacional en este sector, que es moralmente cuestionable. Pero quizás la pregunta más importante para el futuro de la humanidad sea determinar qué podemos hacer con los embriones creados fuera del cuerpo, en términos de selección y edición genética.
Las pruebas de detección prenatales y genéticas para ciertas enfermedades que pueden provocar un aborto espontáneo son comunes. Otro método que logra resultados similares es que las mujeres con alto riesgo de tener un bebé con un defecto genético se sometan a FIV. Algunos de los ovocitos se obtienen mediante el uso de medicamentos, se fertilizan y los embriones resultantes se analizan y se transfieren embriones sanos a la mujer, eliminando así cualquier riesgo de interrupción del embarazo y permitiéndole dar a luz un hijo sano.
Estética digital, bio y sostenibilidad.
A una persona, su historial académico y su investigación textil le valieron una Beca Adidas especializada en Fabricación Digital y Sostenible. Y fue finalista del concurso ITS 2020, una de las plataformas de estética más reconocidas del mundo, seleccionando anualmente una nueva generación de talentos para representar la estética global. Ya ese año se puso el foco en la sustentabilidad.
Materiales biodegradables para a estética.
Se quiere redefinir el lujo desde la sostenibilidad y el uso inteligente de los materiales. Algunas colecciones actuales son el resultado de una investigación que combina alta costura digital, biología y sostenibilidad, creando una estética contemporánea. Híbridos innovadores y ecológicos aseguran movilidad responsable, sofisticación y comodidad.
Prototipos de zapatos realizados para la colección We go far, en un pequeño Bio-Fab Lab en casa, se han comenzado a producir. Actualmente, el equipo de supervisión de producción de calzado está trabajando en un proyecto innovador para la oferta de productos y la gestión comercial. Además, expandirán sus operaciones en Asia para llevar los nombres de Ecuador y América Latina a la escena de la estética mundial.
Conexión con la Madre Tierra
La armonía de colores, los textiles y la composición estética atemporal son algunas de las características de la marca de estética ética Hera. Esta propuesta está dirigida por la creadora quiteña Isabel Pérez, quien luego de estudiar y trabajar en Arquitectura e Historia del Arte decidió dedicarse al diseño de prendas con fibras naturales y teñidos, creando su marca.
Estos son materiales compostables y biodegradables. Además, toma textiles vintage de los años 50, 60 y 70 en perfecto estado, rediseñando estos motivos para transformarlos en ropa Upcycled.
La composición y calidez de los colores de la marca se logra a través de la experimentación y exploración de tintes naturales desarrollados por la empresa creativa, donde sus principales tonalidades están pintadas con remolacha, bígaro, col morada, cúrcuma, palo de rosa o semillas de campeche, achiote y aguacate.
Después de teñir, utiliza un fijador para que el pigmento dure más en el tejido, aunque el color cambia con los lavados como cualquier otra prenda de nuestro armario, la ventaja de los tintes naturales es que no contaminan. Se trata de usar tintes naturales buscando alternativas.
La ropa está teñida con pigmentos naturales. Otro de los valores de la marca radica en su mensaje centrado en siluetas y cuerpos reales, donde su imaginería es interpretada por mujeres que comparten el ADN de Hera.
Estética y Tradición Ancestral en 3D
Desde Catamayo, Valle del Eterno Sol, provincia de Loja, la visión de la estética global de la joven diseñadora Ninoska Merchán resuena en su experimentación con textiles, impresión 3D y wearables. Estudió Moda y Diseño Textil en la Universidad del Azuay, donde, redefiniendo sus procesos como trabajo creativo, se dedicó a la investigación, desarrollo e innovación de materiales y técnica que ahora aplica a su marca, ‘Nino’.
Ninoska y sus colegas diseñadores Silvia Zeas, creadora que trabaja con fibras naturales que realzan la cultura, e Ismael Jiménez, diseñador de la marca de estética Streetwear ‘Original IKAT’, continuando con el legado de la ancestral técnica de tejido Ikat, crearon la colección «Runakay», cuyo objetivo es revalorizar la técnica Ikat mediante la intervención de nuevas tecnologías como la impresión 3D, combinándola con prendas de punto y fibras naturales.
Su inspiración radica en las transformaciones que ha realizado el hombre a lo largo de su historia, impulsando una estética que trasciende, rompe barreras y evoluciona en la experimentación.
