William Kamkwamba es un caso bastante peculiar de superación personal, que nos demuestra que cosas como la falta de tiempo o dinero no son excusas para cumplir nuestros sueños. Originario de Malawi, Kamkwamba se vio obligado a abandonar sus estudios durante una hambruna que sufrió su país en 2001, la cual dejó a su familia sin posibilidades de pagar la cuota correspondiente para que William continuara sus estudios, que en Malawi es de aproximadamente 80 dólares.
Sin posibilidad alguna de seguir asistiendo a la escuela, William comenzó a asistir a la biblioteca local con regularidad. En ella habían muchos libros científicos donados por diversas organizaciones no gubernamentales. Uno en especial llamó la atención del joven William. Era un libro que detallaba el funcionamiento de los molinos de viento. La sola idea de generar electricidad y bombear agua a su aldea le fascinó, y entendió el como funcionan los molinos de viento a pesar de que se tuvo que guiar casi al 100% por los dibujos incluídos en el libro ya que su conocimiento del inglés era prácticamente nulo.
Con la idea ya bien fija, William decidió entonces arriesgarse a construir un molino de viento con materiales caseros. Visitando los depósitos de chatarra e invirtiendo unos pocos dólares que tenía en el bolsillo, logró poner en funcionamiento un auténtico molino de viento que le diera electricidad a su aldea. Si bien en un principio sólo hacía funcionar unos cuantos focos y un par de radios. Pero eso fue suficiente para atraer la atención de un reportero local, que sacó su caso a la atención de los medios internacionales.
A partir de ahí, la vida de William cambió para siempre. Fue invitado a varios países a compartir su experiencia y se le fue otorgada una beca para estudiar en los Estados Unidos. Así también, con una mayor disponibilidad de materiales, siguió construyendo más molinos de viento, y planea fundar su propia empresa de molinos cuando se gradué de la universidad. En este video, William Kamkwamba comparte su historia de una manera bastante amena e interesante. Es parte de una conferencia del TED. Un video de poco más de cinco minutos que no nos debemos perder.
