El robot doméstico NEO: 20.000 dólares y un secreto humano

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El robot doméstico NEO: 20.000 dólares y un secreto humano.

Cuando el mayordomo es una persona disfrazada de robot

Lo que el robot NEO revela del futuro de la vida doméstica

Estamos en enero de 2026, en Palo Alto. El robot NEO llega a los hogares prometiendo descanso y eficiencia, pero tras sus ojos de plástico hay algo inesperado: personas reales que lo controlan a distancia, mientras la máquina recopila datos para entrenar futuras inteligencias. Un invento brillante… o una ironía muy cara.

El robot doméstico NEO: 20.000 dólares y un secreto humano 5

Origen: $20,000 Robot Servant Comes With a Major Catch

El día que llegó NEO a mi casa

Todo empieza con una caja enorme en el porche. Beige, con letras minimalistas: “1X – NEO Inside”. El mensajero sonríe como quien entrega una mascota exótica. “Cuidado al abrirlo”, dice, “es sensible”. Lo arrastro hasta el salón y corto las cintas. Dentro, una figura de metro sesenta y ocho, envuelta en tela de punto color arena, asoma como un personaje de Los Supersónicos pasado por un filtro escandinavo.

Cuesta creerlo: veinte mil dólares en tecnología diseñada para recoger calcetines del suelo. El sueño del hogar sin esfuerzo, empaquetado y listo.

Pero hay un detalle que los folletos apenas mencionan: NEO no es autónomo. No todavía. Detrás de sus movimientos suaves hay un operador humano, conectado desde algún lugar del mundo, mirando mi casa a través de las cámaras del robot y moviendo sus brazos como si fueran los suyos.

“Hola, soy Eva, la operadora de turno”, dice una voz robótica que en realidad no lo es. Y entonces entiendo: acabo de invitar a una desconocida al interior virtual de mi hogar.


Un robot con alma… prestada

El NEO es la creación de Bernt Børnich, fundador y CEO de la startup 1X, con sede en Palo Alto y raíces noruegas. Su idea era simple: fabricar un robot doméstico que no diera miedo. Nada de acero reluciente ni de estética de ciencia ficción. Quería algo más “humano”, más amable, más textil.

“Nos alejamos de la oscuridad”, repite Børnich en entrevistas, aunque el resultado sea un muñeco gigante de jersey con ojos de cámara. Lo curioso es que, al tratar de evitar la distopía, terminó diseñando una nueva: la de los robots que son personas camufladas.

El robot se ofrece en preventa por 200 dólares de reserva. Luego, el cliente puede optar entre pagar 20.000 dólares o suscribirse por 499 al mes. A cambio, promete lavar platos, recoger ropa, ordenar estanterías y otras tareas simples. Pero en la práctica, el sistema funciona como una plataforma de teletrabajo global: humanos al mando de máquinas, moviéndose entre salones ajenos como si fueran suyos.


“Si no tenemos tus datos, no podemos mejorar el producto”

La frase es literal. Bernt Børnich lo dijo al Wall Street Journal. Y tiene lógica técnica: cuanto más observa NEO tu hogar —las esquinas, los muebles, el modo en que colocas los zapatos—, mejor entrena su sistema de inteligencia artificial para, algún día, actuar por sí mismo.

Pero la idea de un robot que aprende mirando cada rincón de tu casa no suena tan amable cuando la piensas dos veces. Porque esos datos, en realidad, no le pertenecen al usuario: pertenecen a la empresa.

Y es ahí donde el invento se vuelve incómodo. La promesa del confort se mezcla con el precio de la privacidad. “No te preocupes”, dicen desde 1X, “solo grabamos para mejorar el producto”. Pero ¿qué significa mejorar? ¿A quién pertenece el aprendizaje?

By Johnny Zuri

“No hay nada más humano que delegar en otro humano… aunque sea dentro de un robot.”


Entre el mito del robot y la realidad del operario

Los robots humanoides, por muy carismáticos que sean, todavía tropiezan con lo básico. Michael Hiltzik, veterano periodista tecnológico, lo resume con ironía: “Si no puede ni vaciar un lavavajillas, no lo llames mayordomo”.

Tesla lo sabe con su Optimus, otro bípedo de promesa futurista y resultados inciertos. Boston Dynamics lleva dos décadas haciendo vídeos virales de robots que bailan, pero ninguno plancha camisas. La dificultad no es de marketing, sino de realidad física: moverse en un entorno doméstico lleno de objetos, reflejos y texturas sigue siendo un desafío que las máquinas aún no dominan.

Modelo Empresa Precio estimado Tipo de control Estado actual
NEO 1X (Palo Alto) $20.000 / $499 al mes Teleoperado por humanos Preventa 2026
Optimus Tesla No revelado Autónomo (en pruebas) Prototipo
Atlas Boston Dynamics No comercial Autónomo guiado Experimental
Ameca Engineered Arts No comercial Semi-autónomo Exhibición

La tabla parece de catálogo futurista, pero lo que revela es claro: ninguno está realmente listo para fregar un suelo sin supervisión.


El espejismo del hogar automatizado

Nos vendieron la idea de que el futuro doméstico sería silencioso y brillante: persianas que se bajan solas, neveras que hablan, robots que ponen el café antes de que abramos los ojos. Pero lo que hemos conseguido son máquinas que requieren más atención que un gato.

En el caso de NEO, la contradicción es deliciosa: compramos una máquina para liberarnos del trabajo, pero detrás hay otra persona trabajando por nosotros. Es como contratar a un mayordomo y encerrarlo dentro de un disfraz electrónico.

By Johnny Zuri

“Quizá el futuro no es más automatizado, sino más enredado.”


Un mayordomo de 30 kilos y tela de punto

El NEO pesa 30 kilos, mide 1,68 metros y se ofrece en tonos beige, gris o marrón oscuro. Es casi de tamaño humano, pero su textura es la de un cojín con piernas. No tiene rostro expresivo, solo dos puntos luminosos que parpadean con timidez. Su andar es torpe, casi tierno, como si pidiera perdón por existir.

Esa estética de “muñeco amable” no es casual: la compañía teme que el público rechace las figuras metálicas y frías. Pero también es una forma de disfrazar la incomodidad de tener un desconocido viendo tu casa a través de un dispositivo que sonríe.

“Nos inspira la naturalidad”, dicen los folletos de 1X. Y sí, hay algo muy natural en necesitar ayuda. Lo que no es tan natural es pagar veinte mil dólares por un intermediario digital que te mire mientras doblas la ropa.


Un negocio brillante, una utilidad dudosa

El mercado lo sabe: la robótica doméstica es una mina de oro más por lo que promete que por lo que hace. Inversiones, rondas de financiación, vídeos virales: la economía del asombro.

En el fondo, proyectos como NEO o Optimus funcionan como plataformas de fe tecnológica. Compramos no el producto, sino la posibilidad de que funcione algún día.

Mientras tanto, los verdaderos avances en robótica se concentran en fábricas y almacenes, donde la precisión y la repetición son más predecibles. China ya lidera esa carrera, instalando más de medio millón de robots industriales cada año.

En casa, sin embargo, seguimos confiando en el método más eficaz de todos: las manos humanas.


¿Estamos listos para dejar que nos sirva una máquina?

Esa es la pregunta que NEO deja flotando. No si puede hacerlo, sino si queremos que lo haga. Porque tener un robot doméstico no es lo mismo que tener un asistente: implica abrir una puerta invisible.

Hoy, esa puerta conecta con un operador remoto. Mañana, quizá con una inteligencia que lo haya aprendido todo observándonos.

By Johnny Zuri

“El futuro no llega en un paquete. Te observa mientras desempacas.”


FAQ

¿Qué es el robot NEO?
Es un asistente doméstico bípede creado por la startup 1X en Palo Alto. Se controla de forma remota por humanos y está cubierto con una tela suave para parecer más “amable”.

¿Cuánto cuesta NEO?
Puede comprarse por 20.000 dólares o alquilarse mediante una suscripción mensual de 499 dólares, con una reserva previa de 200.

¿NEO funciona de forma autónoma?
No completamente. Depende de operadores humanos que lo controlan en tiempo real desde una aplicación. A la vez, recopila datos del entorno doméstico para entrenar su inteligencia artificial.

¿Es seguro tener un robot así en casa?
Depende del nivel de confianza en la empresa y en los protocolos de privacidad. NEO transmite imágenes y datos desde el interior del hogar, lo que plantea riesgos potenciales.

¿Qué diferencia a NEO de otros robots como el Optimus de Tesla?
Optimus busca la autonomía total, mientras que NEO apuesta por una teleoperación inmediata. Uno apunta al futuro, el otro funciona —con ayuda humana— en el presente.

¿Para qué sirven realmente estos robots humanoides hoy?
Más que utilidad práctica, su papel actual es experimental y de marketing. Muestran avances tecnológicos y atraen inversión, pero aún no sustituyen la labor humana en casa.

¿Vale la pena comprarlo?
Solo si lo que se busca es formar parte de la historia temprana de la robótica doméstica. Si la intención es dejar de fregar, quizá sea mejor contratar ayuda… sin Wi-Fi de por medio.


By Johnny Zuri

“A veces, el futuro brilla tanto que olvidamos mirar quién está al otro lado de los ojos del robot.”

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