Ser joven y con carrera universitaria, la peor de las suertes

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¿Eres joven? ¿Acabas de terminar tu carrera universitaria? ¿Sabes idiomas y has complementado tu formación con cursos y asistencia a conferencias? Si es así, acabas de posicionarte a la cola de jóvenes universitarios en paro que andan en busca de su primer empleo.

La crisis económica, que se ha ido fraguando durante los 3 ó 5 años de duración de una carrera universitaria, ha transformado plenamente las expectativas de los jóvenes universitarios, quienes en el inicio de sus estudios soñaba con un trabajo acorde con su formación, pasando a conformarse con encontrar un empleo al finalizar la carrera y encontrándose al final del camino en una situación de incertidumbre y de no saber a dónde ir.

Ante tal situación, quienes imaginaban una pronta incorporación al mundo laboral han tenido que reorientar su perspectiva y optar por añadir más títulos a su currículum, así, acceden a una carrera de segundo grado o completan su formación con un máster.

Entre los jóvenes, ‘trabajar de lo suyo’ se ha convertido en una utopía. Ante la imposibilidad de acceder a puestos acordes con su titulación universitaria, debido al aumento de demandantes de empleo y al requerimiento de varios años de experiencia, los jóvenes han sabido adaptar sus expectativas y han retornado a sus orígenes de estudiante. Ya no solo hay estudiantes camareros, socorristas o cuidadores de niños, ahora también los hay diplomados o licenciados.

Otros tantos, dan sus primeros pasos en la empresa en forma de contrato de prácticas, con la aspiración de que al transcurrir 6 meses le harán un nuevo contrato de prácticas por igual tiempo, y con el anhelo de que algún día verán su primer contrato como trabajador y rozarán una nómina de 1.000 euros al mes.

Ser joven y con carrera universitaria, la peor de las suertes. ¿O no?


Ser joven suma la desventaja de no contar con experiencia, mas puede retornarse en un punto a favor. Sin las presiones de una hipoteca y de mantener una familia, los jóvenes pueden mandar al traste el factor riesgo e inclinarse por unas oposiciones, embarcarse en la aventura de emprender o buscar otras salidas alternativas a la falta de empleo en su sector.

Ser joven será sinónimo de no experiencia, pero lo será de iniciativa, lucha ante la adversidad, valor y formación.

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